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‘Tropical Jesus’ de Carlos Sadness

4 / 5

Carlos Sadness nos dio la bienvenida al verano con Tropical Jesus. El cuarto álbum del español, bajo el nombre de Sadness, llegó como brisa refrescante y esperanzadora ante el sombrío clima mundial. A pesar de que se estrenó el disco completo, Carlos ya había dado un indicio de qué trataría este nuevo pasaje con canciones como “Isla Morenita”, “Aloha”, “Ahorita” y “Ciclo Lunar”.

El título del disco no solo habla de la temática, sino que apunta a ser el nombre de un personaje que Carlos ha consolidado. Un músico con pinta de Jesús, por su larga cabellera, y con lo característico del mar, la arena, las palmeras, el calor y olor de la playa. Un eterno verano musical bajo su compañía.

“Ciclo Lunar” cortó el listón rojo del nuevo álbum. En ella se retoman algunas influencias de su pasado como Shino Flow; el ritmo es pegajoso, va de menos a más y nos adentra a un mundo del que muchos son parte. La posición de los planetas y los signos zodiacales guían la vida de muchos y, justamente aquí, habla de cómo esto puede intervenir en la vida amorosa de ellos. Una canción que le rinde culto a dicha creencia.

“Me desamaste” es una de las melodías más movidas; indicada para subir el ánimo pese al mensaje que acaricia el desamor. “Chocolate y Nata” empieza como un tema dulce, lento, tranquilo, que termina por ser un himno a la dualidad de seres. Las diferencias entre personalidades y nacionalidades terminan por complementarse entre sí. Una mezcla exacta. Perfecta. Esta noción llega, incluso, a lo rítmico; inicio pausado que se fusiona con una velocidad inquieta y bailable.


“Todo estaba bien”, junto a Manuel Medrano, le da un toque propio de la temporada veraniega. No importa el lugar donde se esté, el mar se siente cerca. Casi se puede oler. La canción envuelve, conduce al cuerpo y a las emociones. Además, produce añorar el pasado con nostalgia pero con cálidos recuerdos. “Cuando todo estaba bien”, podría, en algún punto, recordarnos a un viejo amor y, también, a los buenos tiempos con los amigos, donde se disfrutó del momento, la vida.

Después de “Muerte súbita de un caimán” llega, sin prisa alguna, “Clorofila”. La canción más breve del álbum. No alcanza los dos minutos pero da justamente lo que se necesita: una pausa de lo que ya se ha recorrido. Además es una reiteración de su cariño a los seres verdes que dan tanto a los humanos.

“Isla Morenita” fue quien emprendió este viaje a lo tropical. Lo agradable de este disco en general es que no dependerá de la época del año, el verano siempre estará ahí para nosotros. El invierno no enfriará el corazón si está ‘Tropical Jesus’ para calentarlo y refrescarlo.

“Adiós a los dinosaurios” nos regresa a la noción de poder vivir otras épocas, en las que no estuvimos, pero que mediante una canción podemos hacerlo. “Número oculto” finaliza un trabajo que mantuvo el ánimo arriba. Una melodía suave que hace reflexionar sobre la constante evolución musical de Sadness.

El disco, por momentos, luce con fuertes influencias latinas. Y, pese a no ser romántico, sí es afectivo. Hecho con amor y para demostrarlo. ¡Bienvenido, verano 2020!


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