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‘Ricky Music’ de Porches

★★☆☆

Porches lanzó su tercer álbum titulado ‘Ricky Music’ en donde, en menos de media hora, da un recorrido por su propuesta de synth pop. En él podemos escuchar a Aaron Maine, quien es el protagonista del proyecto, cantar baladas que son producto de sus sentimientos que van de un lado a otro; tristeza, melancolía, furia y enamoramiento se perciben en las once canciones que lo componen.

Se dice que, a través de la música, uno puede explayar todo lo que pase por su cabeza al momento de componer. Es por ello que Aaron se dedicó a crear un fino reflejo de cómo se sentía al crear ‘Ricky Music’, con altos y altibajos en su vida.

“Patience” es quien inaugura este material y pareciera que solo es el preámbulo de lo que Maine desarrolló en el disco. “Do U Wanna” es apenas el segundo track y se posiciona, en tanto el ritmo, parte de lo mejor de él. Aunque el sonido es pegajoso y la letra pareciera ser fácil de entender, el mensaje es distinto. Hay confusión en lo que pasa dentro de sí que relata: “I am so happy I could die”.

El cantautor se posiciona como un chico enamorado con “Lipstick song”, la rola más romántica de su LP. En él vuelven las secuencias lentas pero con un mensaje digno de dedicar; aquel donde un objeto tan mínimo, e incluso, tan insignificante como un lápiz labial, puede remitirnos a esa persona especial.

Cuando se llega a “SFB” nos cambia el panorama de todo. Aquí se expone una velocidad más rápida con guitarras que mandan y dominan el ambiente, también la voz de Aaron con una simple frase que se repite. Al guardar gusto por ésta, termina. Solo son 33 segundos que nos dejan con ganas de más, de imaginar cómo sería si durara más. Un regalo, una pizca de lo que pudo ser y no fue.


“Madonna” llega luego de “I Wanna Ride” y vuelve a modificar lo que estábamos oyendo. Es, quizás, de los sencillos que más lucen y presumen al disco. En ésta se jugó con el autotune pero, sin desencajar de lo demás, le da el brillo que merece tener. Suena como una canción que podría ser lo más top de una discoteca en años pasados.

Aunque “I Can’t Even Think”, “Fuck_3” y “Wrote Some Songs” insisten con las baladas de synth pop, la verdad es que desgastan un poco la imagen del álbum por ser, casi, la fórmula general de este.

No obstante, y como salvador de la conclusión de la obra, “rangover”, el bonus track, sabe como al último trago de nuestra bebida favorita. Aquella que rescata lo que es el final de algo bueno. Entre otras reseñas, se comenta que es un poco triste admitir que, posiblemente, es la mejor melodía y apenas se le da el título de ser un presente al álbum entero.

‘Ricky Music’ es dinámico por lo que se maneja en él: sentimientos casi contrarios, cimas y declives, canciones bailables y otras para guardar y reposar sentado. Asimismo, lo interesante –y destacable- es que no tiene que converger o relacionarse el ritmo con lo emotivo o serio que el autor expresa en sus canciones.


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