Entrevista con Viagra Boys
Por motivo de sus presentaciones en House Of Vans y el Corona Capital, en el mes de noviembre, tuvimos la oportunidad de platicar con tres de los integrantes de Viagra Boys, agrupación formada en la capital de Suecia en 2015.
Con su relativamente breve trayectoria, y sobre todo con su tercer álbum de estudio ‘Cave World’ (2022), este sexteto ha revitalizado el panorama actual del post-punk. Si bien esta variante musical del punk se caracterizó desde sus inicios por incluir sonoridades heterogéneas, podemos afirmar que la oscuridad, la lentitud y una mayor pesadez musical fueron el punto de partida para su desarrollo. Sin embargo, pareciera ser que dentro del imaginario colectivo estas cualidades se han mantenido casi intactas cuando hablamos sobre este tipo de música, a pesar de las múltiples y variadas expresiones que ha tenido a lo largo de los años. Por ello, destacar el último trabajo discográfico que estos suecos han hecho resulta más que pertinente.
Dejando de lado el concepto del álbum para centrarnos en su sonido, podríamos decir que ‘Cave World’ juega con la idea de simultaneidad. Al escucharlo encontramos una convergencia entre estilos y recursos musicales muy diversos entre sí, como lo son el blues subyacente en “Big Boy” y “Punk Rock Loser” y la música techno de “ADD”; sintetizadores atmosféricos y percusiones similares a la electrónica industrial de los noventa en “The Cognitive Trade-Off Hypothesis”; la reminiscencia a bandas como DEVO o The B-52’s en “Troglodyte”; una reelaboración de sus raíces más antiguas en el hardcore punk con “Return to Monke” y la fulminación delirante de “Creepy Crawlers”, que poco a poco explota a partir del monólogo del cantante Sebastian Murphy.
La cita fue en las instalaciones de La Bestia, donde platicamos con Oskar Carls (saxofón), Elias Jungqvist (teclados y sintetizadores) y Tor Sjödén (batería) sobre la filosofía de composición del grupo, el impacto de la era digital en nuestra forma de pensar, el recibimiento de su canción “Sports” y su sello discográfico YEAR0001.
¿Qué han hecho estas últimas semanas?
OC: Han sido días muy movidos. Desafortunadamente tuvimos que cancelar nuestros shows en Argentina y Brasil, pero hemos estado trabajando en nuevas canciones y acabamos de tocar en Estados Unidos.
Durante esta gira, ¿cuál dirían que ha sido su canción preferida de tocar en vivo?
EJ: La mía es “Return to Monke” porque convierte a todos en la audiencia, y a nosotros mismos, en monos.
OC: Para ser algo egoísta… Me gustan muchas canciones, pero “Toad” en vivo es genial. Es muy libre y abierta, como saxofonista te deja mucho espacio para improvisar.
TS: También me gusta tocar muchas de las canciones, pero hay algo del ritmo y el groove de “Troglodyte” que hace que sea mi favorita.
Algo que siempre me ha gustado de la banda es que parecen mantener la sencillez en cuanto a la estructura de sus canciones, pero al mismo tiempo les agregan muchas capas de sonido y texturas que, a mi gusto, las enriquecen musicalmente. ¿Qué opinan sobre esto?
TS: Sí, quiero decir, parece que realmente lo entendiste. Se trata de mantenerlo simple y luego agregar otras cosas, como lo hace la música disco o techno. Ha sido muy inspirador para nosotros, desde que empezamos.
EJ: Básicamente establecimos nuestra biblia desde el comienzo [ríe]. Nuestro lema siempre ha sido: “Mantenlo sencillo”.
Me parece genial, creo que de esa manera el feel de sus canciones está por encima de protagonismos individuales.
TS: No entiendo cómo a la gente le gusta el virtuosismo desmedido. Claro, por supuesto que me gustaba cuando tenía doce años. Ya sabes, escuchar esos solos de guitarra rapidísimos que parecen imposibles de tocar. Pero cuando creces te das cuenta de que no se trata de eso, sino de lo que sientes al escuchar música. Alguien puede tomar una guitarra de una sola cuerda y tocar dos notas y vas a sentir algo. De eso se trata, en mi opinión. Hay personas que dirían que es música de circo, y eso me parece increíblemente decepcionante.
OC: Cuando sólo se trata de la virtuosidad y de tocar muchas notas, la música no tiene mucho que ver. Para mí el mantenerlo sencillo es mucho más interesante y desafiante al momento de escribir canciones. Un riff muy sencillo requiere que sólo tomes la parte más importante, para que logres reducirlo a su esencia.
EJ: Si una persona que no toca el instrumento no le gustan las piezas sencillas, me parece horrible. El virtuosismo puede ser muy agradable, como con Django Reinhardt u otros: esa es música para el alma. Pero se nota cuando es sólo para presumir.
Definitivamente es un desafío componer un buen riff; uno que no resulte tedioso para el escucha después de escucharlo varias veces.
TS: Es muy difícil encontrar el equilibrio cósmico adecuado cuando se trata del ritmo. Aquí está lo interesante de la cuestión: cuando tocas el mismo riff es bueno, pero luego comienza a empeorar un poco. Y luego, después de un tiempo, comienza a mejorar aún más. Siento que nos pasa mucho cuando tocamos “Shrimp Shack”. Al principio es bueno, pero luego empezamos a perder a la audiencia y tratamos de mantenerla en marcha hasta que, después de una breve pausa, regresamos y nuevamente se involucran en la canción.
Su sello, YEAR0001, no sólo se enfoca en la música, sino también en la tecnología, la moda y la cultura. Teniendo esto en cuenta, quisiera preguntarles: ¿qué opinan sobre los proyectos multidisciplinarios que están floreciendo/creciendo en el mundo del arte?
EJ: Una vez vi un espectáculo en el que tocaba uno de mis pianistas favoritos, Martin Hederos, y había alguien dibujando al mismo tiempo. Esa fue una experiencia realmente genial.
TS: El concepto de los shows en vivo me ha inspirado mucho. Es muy poderoso lo que puedes hacer con las luces al jugar con la oscuridad y la luz. Viene un poco del teatro, me parece. Tenemos unos grandes conciertos por venir, así que he pensado mucho en eso. Es muy divertido, hace que las presentaciones en el escenario sean más inspiradoras, al menos para mí.
No sé si se pueda hablar como tal de una cultura del tatuaje, pero quiero saber si ustedes sienten que el mundo de los tatuajes ha impactado de alguna manera sus personalidades o su música.
OC: Para Sebastian claro, debe de significar algo para él. Aunque para mí, fue algo completamente nuevo.
EJ: Personalmente creo que es una cultura muy fuerte. Seb y yo fuimos a Barcelona, nunca habíamos ido pero él sabía de toda una comunidad y me decía: “Hey, vayamos con estas treinta personas”.
TS: También sé que para él ha sido muy inspirador todo ese mundo. Pero pensando en cómo es la escena punk en Suecia, nosotros no estamos en ninguna escena o cultura.
OC: Tal vez sí haya una escena punk, pero me parece un poco triste que cada una de las bandas trabaje por su propia cuenta.
TS: Muchas personas jóvenes están tocando y los shows se siguen dando en una pequeña escala. Todas las bandas, cuando nosotros éramos jóvenes e íbamos a verlas tocar, se han desintegrado. Yo solía trabajar en un servicio musical comunitario, y me daba cuenta de que lxs jóvenes ya no quieren tocar en bandas, en vez de eso se traen su laptop. A la vez, creo que siempre ha existido una escena punk.
OC: Antes solía ser una cosa muy grande, creo que lo que ha sucedido es que ha disminuido gradualmente. Ahora predominan más los raves y ese tipo de fiestas en vez de conciertos de punk, al menos en Estocolmo. Desde la pandemia, muchas de las venues pequeñas han cerrado, así que ya no tenemos tanto de esa escena. Aún existen algunos lugares, pero ahora no estamos en un buen momento y esa escena ya no es lo que era antes.
EJ: Tiene su parte positiva. Si lo piensas, sería muy aburrido si las bandas siguieran haciendo la misma música durante cien años.
Su canción “Sports” se ha convertido en un himno contemporáneo para la comunidad punk no sólo en Suecia y Europa, sino también en el resto del mundo. Mirando en retrospectiva el momento de su lanzamiento, ¿creen que fue un punto de inflexión para la banda?
TS: No, no fue un punto de inflexión. Tenemos algunos artistas en Estocolmo que han tocado en algún show de televisión específico y después de eso se volvieron famosos; eso es un punto de inflexión. No fue así de rápido para nosotros.
OC: Hemos ido creciendo lento pero seguro.
EJ: Yo me uní a la banda después del primer álbum, así que ya era fan desde antes. Me empecé a interesar mucho después del primer lanzamiento. Recuerdo escuchar “Research Chemicals” y pensar: “¿Quién carajo son estos chicos?” [ríen].
Retomando un poco los temas de su último disco, ¿qué opinan sobre el impacto que ha tenido la era digital en nuestra forma de pensar?
OC: No creo que realmente lo sepamos, todavía. Hemos estado hablando mucho sobre la adicción al celular; sobre cómo las personas pasan la mitad de sus vidas pegadas a sus teléfonos o al internet, en general. Creo que es un cambio muy radical a comparación de cómo crecieron las generaciones anteriores, aunque también creo que viene con una serie de cosas positivas que son innegables de admitir. Ya veremos, tal vez en cincuenta años podamos observar más claramente las consecuencias.
TS: Hoy en día las infancias no pueden estar aburridas. Nosotros estábamos aburridos cuando éramos niños y por eso comenzamos a jugar con piedras o palos.
OC: El aburrimiento dispara la creatividad.
Para ir cerrando, ¿qué género musical creen que esté presente en su música pero de una manera sutil?
OC: La música techno, sobre todo en nuestro primer EP. Teníamos la idea de trasladar la música techno a una banda de rock n’ roll. Y un poco de free jazz, tal vez.
TS: Creo que tenemos mucho blues, country y también rock n’ roll clásico.
Por último, si pudieran resumir en pocas palabras cómo ha sido este 2022 para ustedes, ¿qué dirían?
EJ: Ha sido un año muy alocado en las giras. Ha sido genial darnos cuenta de que las personas están disfrutando el nuevo material, y no sólo nuestras primeros lanzamientos.