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Entrevista con Trentemøller

La memoria como eco de nuestra vida hecha sonido.

Foto: Sofie Nørregaard

Anders Trentemøller ha forjado su carrera en solitario tomando como cimientos los sonidos de su juventud, enriqueciendo el sustrato de shoegaze y post punk con el impulso de los sonidos sintéticos actuales. La dicotomía entre síntesis y analog sound le han hecho merecedor del elogio internacional, reconociéndole como uno de los actos más interesantes de Escandinavia, llevándole a escenarios de la talla de Coachella y amasando un total de seis álbumes de estudio, publicando el más reciente de ellos a inicios de este año.

Así, y con su recién anunciado regreso a tierras nacionales el próximo 23 de septiembre en el Auditorio Blackberry, hablamos con el DJ y productor sobre todo lo relacionado a la creación de ‘Memoria’, el fluir de su evolución sonora y los retos enfrentados por el danés desde un lugar de mutualismo sensible vuelto cariño sonoro.

¿Hacia dónde apunta conceptualmente este álbum?

AT: Creo que es el álbum más personal que he hecho porque estuve presente en todas las etapas, desde la escritura de las canciones hasta la post producción. Captura el feeling de ensoñación que me ha inspirado desde el principio.

El título viene a razón de la gran parte que ocupa la memoria dentro de mi proceso creativo, dentro de la mente humana. Me fascina la idea de escuchar una canción siendo adolescente para volver a oírle en la radio 30 años después, conectándote instantáneamente con ese momento de tu vida. Ahí está la magia de la música, le habla directamente a tu corazón más que cualquier otra cosa. Por eso vuelvo a la música que escuchaba cuando joven, bandas como The Cure, Joy Division, Slowdive, permean claramente el sonido de cada disco.


Pareciera una suerte de resignificación del pasado en el ahora.

AT: Sí, pero tratando de no ser demasiado nostálgico, sonar fresco, inspirarme en la música que ya conozco pero haciendo una que mire hacia adelante. Canciones como “Glow” o “Swaying Pine Trees” exponen claramente la influencia que han tenido en mí las bandas amo, darles ese crédito sin hacer una calca exacta.

Creo ese es el punto para no perderse entre la multiplicidad de sonidos que tenemos justo ahora, observar lo que se ha hecho proponiendo a partir de ello. Este LP se siente plagado de atmósferas en la línea del overdrive noventero y el desgarre de sintetizadores actuales.

AT: ¡Sí! Aún cuando ‘Memoria’ suena como si tuviera capa tras capa de guitarras, la mayor de los sonidos fueron hechos corriendo mi sintetizador a través de distintos pedales y amplificadores. Amo esa delgada línea donde no puedes decir exactamente qué instrumento estás escuchando. Creo que es una de mis metas al momento de hacer música, la sensación de que los sonidos vienen del espacio exterior o algo así. Lo hace un poco más interesante para el oído.

¿Cuál es tu impresión sobre ‘Memoria’ tras su lanzamiento a inicios de febrero?

AT: Estoy muy emocionado, el álbum había estado listo por poco más de 11 meses. El proceso para prensar vinilos es una larga lista de espera, pasa mucho tiempo desde que la música está lista hasta que puedes sentirla entre tus manos. El hecho de que finalmente se haya estrenado es impresionante, como tener un bebé [ríe].

Portada: ‘Memoria’ de Trentemøller

Supongo que la pandemia no ayudó a agilizar todo el proceso de maquila, pero más allá de lo logístico ¿cómo crees que repercutieron los últimos dos años en tu forma de hacer música?

AT: No siento realmente que haya cambiado la manera en que trabajo, cuando compongo un álbum me encierro en mi estudio por poco más de un año. Creo que estos meses ha habido muchos lanzamientos de proyectos formados durante la pandemia, corona-records escritos en total aislamiento; esa es la manera en que siempre he trabajado.

Revisitando tu discografía es clara la línea de evolución sonora por la que has conducido tu proyecto, contrasta con la estabilidad de tu proceso. ¿Los cambios en el sonido han sido premeditados o forman parte de un desenvolvimiento natural?

AT: Creo que nunca me pongo a pensar sobre cómo debería sonar el siguiente LP, simplemente lo dejo fluir, trato de hacer lo que se siente natural. Diría que mi única guía es tratar de no hacer el mismo disco dos veces, pero no buscando lo drásticamente diferente. Solo trato de hacer música que no se sienta aburrida, me pienso a mí mismo como un niño pequeño en una tienda de dulces, jugando con todo a mi alrededor. El verdadero reto es hacer sonar los tracks como parte de un solo álbum, algunas veces termino con canciones realmente alejadas a mi sonido, tratando de incorporarlas sin que funcionen del todo, procuro ser objetivo y enfocarme en la atmósfera general del material. ‘Memoria’ es mucho más dreamy comparado con trabajos anteriores, más edificante, casi optimista. Aún así traté de balancearlo, darle ese aire de sónica punk rock justo a la mitad para que las personas no cayeran dormidas.

Al pensar en tu trabajo, la imagen que viene a mi mente es la de sensaciones análogas y distorsión unidas a la agudeza de la electrónica contemporánea. Tu música ha mutado sobre sí misma pero siempre en compañía de colaboradores. ‘Memoria’ rompe ese patrón teniendo a Lisbet Fritze como única invitada, ¿cómo llegaron a esto?

AT: Conocí a Lisbet cuando tocaba guitarra en mi banda y nos enamoramos durante el tour. Habíamos compuesto juntos antes de ser pareja así que nos ha sido relativamente sencillo separar nuestra vida personal de lo artístico y profesional. Con ‘Obverse’ (2019) realmente sentí que encontramos un sonido compartido. No quería tener un montón de colaboraciones distintas como usualmente lo hago, puede llegar a sentirse realmente impersonal cuando escuchas a cuatro o cinco vocalistas distintos a lo largo del tracklist. Amo la forma en que ella canta y quería que fuera su voz la que te guiara por todo el álbum. Compuse todas las letras y melodías para que fuera trabajo de Lisbet darles vida.


Tras toda una carrera de featurings destacables ¿qué te hizo querer cambiar de dirección?

AT: He tenido la fortuna de haber colaborado con artistas que realmente admiro en el pasado, pero sentí que era tiempo de escribir mis canciones al cien por ciento, manteniendo únicamente a Lisbet porque alguien tiene que cantar y mi voz es terrible [ríe]. Componer en colaboración de otros artistas ha sido tan genial como confuso, el tratar de mantener un flujo de ideas neutral de un álbum a otro teniendo tantos vocalistas y aproximaciones distintas puede dificultar el cómo se lee cada material.

Supongo que el salto de componer en conjunto a la autosuficiencia musical fue uno de los puntos rojos durante las sesiones de ‘Memoria’.

AT: Fue muy emocionante para mí el crear fuera de mi zona de confort. Hacerlo todo por mi cuenta era realmente intimidante, no estaba seguro de tener la confianza necesaria para hacerlo correctamente. La forma en que hago música puede llegar a ser realmente solitaria, no le muestro nada a amigos o incluso Lisbet hasta casi terminarlo. Soy muy tímido al respecto, en parte porque soy un poco controlador y no me gusta tocar hasta no estar satisfecho con la composición. Quizá es estúpido y deba mejorar en presentar ideas a una etapa temprana, pero por otro lado recuerdo mis días en bandas donde las cuatro personas de la habitación tenían ideas y significados ligeramente distintos, el resultado siempre se sentía lejano a lo genial porque la visión detrás no era clara. Disfruto trabajar por mi cuenta y encontrarme con la imagen del álbum completo.

Ha sido un placer conversar contigo Anders. Para cerrar ¿cuáles son tus pensamientos a meses de volver a pisar territorio mexicano? ¿emocionado?

AT: No tuve la oportunidad de presentar ‘Obverse’ como hubiera querido debido al golpe de coronavirus contra el mundo, eso lo hace aún más especial. Tengo muchas ganas de volver a tocar en México, pienso en lo fantástico que fue la última vez, con suerte podré visitar otras ciudades estando allá.


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