‘Norman Fucking Rockwell!’ de Lana del Rey
El nuevo disco de Lana del Rey llegó a finales de agosto para terminar con la larga espera que vivieron sus cientos de seguidores desde 2017 con la entrega de Lust For Life.
En esta ocasión, Norman Fucking Rockwell! se presenta bajo el sello de garantía de Polydor e Interscope Records, comprendiendo 14 canciones con el ya consolidado estilo de Del Rey, quien de a ratos evoluciona a universos más oscuros que logran deconstruirla.
Iniciamos con un tema homónimo al álbum, donde se presenta una melodía suave, acompañada de un piano y la sensual voz de Lana.
La ensoñación a la que nos tiene acostumbrados sigue allí, pero en ella se nota algo particular y es la rebeldía que ya forma parte de Del Rey; la soft femme fatale que puede hablar libremente de amor, dolor, sexo y nostalgia con toda la autoridad que desee porque después de tantos años ha logrado consagrarse en estos terrenos como una diva icónica.
A la segunda posición aparece "Mariners Apartment Complex", primer sencillo del disco donde encontramos sonidos angelicales, psicodélicos y de dream pop como los que en algún momento lograron los gigantes musicales de Mercury Rev, The National o Cat Power.
Aquí, el crecimiento de Lana es notorio, y con un suspiro de satisfacción, damos gracias de poder presenciar está necesaria evolución que comenzó a forjarse desde Born To Die.
Con “Venice Bitch”, tema tres y uno de los más largos del disco, confirmamos la nueva noción que posee la artista para verse a sí misma como musa y fuente de inspiración, -quizá inconsciente, quizá con toda la intención-, para hacer odas a la libertad y el dolor femenino donde el sufrimiento toma la forma que a Del Rey le plazca.
“Fuck It I Love You”, mantiene la línea soft tan característica de la cantante y sigue siendo una muestra del crecimiento que ésta ha logrado en su perspectiva creativa. Este tema es profundamente emocional y consolida el aprendizaje de los trabajos anteriores de Lana para llevarnos a "Doin' Time", una oda al verano y al amor en la que el disco toma un giro diferente hacia una montaña rusa de sensaciones.
En este punto, es inevitable que nos invada la peligrosa sensualidad de -Elizabeth, nombre real de Lana-, quien se desborda a cada minuto en una canción que puede traducirse, finalmente, como la utopía romántica de la juventud eterna.
Cabe destacar que este tema rompe con el sonido monótono y se adentra en una serie de beats oscuros y sumamente cautivadores, que muestran una nueva faceta de Lana, quién ya es capaz de reconstruirse entre las olas rosas y rocas grises. Con este tema, casi finalizan las letras explícitas y violentas del material.
De súbito llegamos a "Love Song", una típica canción norteamericana de los años cincuenta y la edad del ensueño dorado. En ella, Lana del Rey ya es toda una autoridad, y sin preguntarlo, nos regresa a sus primeros materiales que hicieron titilar a nuestro corazón. Esta música romántica que bien podría asimilarse a entregas como "Lucky Ones".
Para el tema siete aparece "Cinnamon Girl" con una suave melodía de piano que, poco a poco, crea una atmósfera onírica tan propia de Lana que nos hace sentir cómodos, aunque este punto del disco sería bueno considerar un cambio de ritmo y camino musical para no acartonar la sensación de amor pasional, trágico y completamente sensitivo.
Por lo que al número ocho llega "How to Disappear", una canción que obedece la línea de cambio y de nuevo nos presenta una historia entre una pareja en la que la adoración, el enamoramiento y la casi idolatría, alejan a esta dupla de lo mundano para realizarse en un emotivo rescate.
Se trata de una canción triste y solitaria en la que podemos presenciar a una Lana del Rey rota, pero no por ello frágil. Esta gran composición lírica y sonora conmueve hasta a quien se crea de piedra y realiza un puente maravilloso con "California", el lugar del amor y la libertad donde los límites no existen.
En medio de esta locura, entre ser, estar y desear, es donde Elizabeth se siente cómoda, por lo que con este tema -California, el número nueve del disco- encontramos una gran canción que consagra todos los años de trabajo de Del Rey en una armoniosa melodía de tintes nostálgicos y sensaciones profundas.
En este viaje son tripulantes la enajenación peligrosa y los sentimientos salivales, en los que el amor ya no escucha de motivos ni posee una alternativa para poner en alto su desenfreno salvaje.
Para el track diez del disco aparece "The Next American Record", donde una oscura melodía de romance cautivo, y la contemplación surreal, van entretejiendo hilos rosas para ver al monstruo maravilloso en que Del Rey se ha convertido, ya que en este tema quedamos atrapados de inmediato en sus ritmos bajos, a los que se añade una historia apasionante que bien sabe a confesión.
En ella se vive el sueño en grande, o que da pie a una serie de acciones obsesivas para hacer fluir una gran pasión que termina ahogándose en sí misma: el libertinaje sexual, emotivo, sonoro y sensorial podrían definir de buena manera a este track, otro que logra consagrarse dentro del Norman Fucking Rockwell!.
Con "The Greatest", canción once, encontramos más dream music pop que nos da un buen sabor de boca. En esta composición hay una gran mezcla que hace posible levantar las partes flojas de algunos tracks al mostrarse como un material autónomo y sin limitaciones creativas.
"Bartender", canción doce, lamentablemente rompe la atmósfera creada, pero no por ser una mala melodía, sino al ser un abrupto golpe a la realidad en el que la majestuosidad sonora va a terrenos todavía más oscuros y abrumadores se manifiesta: es una declaración de libertad que expone los más intensos sentimientos de Lana, y eso lo logra en la dupla música/letra.
El penúltimo track, "Happines is a Butterfly", llega suave, como un amanecer filtrándose por la ventana luego de una noche de excesos donde fuimos testigos de nuestra parte más humana. En el, la melodía acompañada por un piano, queda un tanto suelta, pero funciona con el despecho y la desesperación que van creciendo en las partes intermedias de la canción y sus coros, por lo que probablemente nos expone una nueva faceta y catarsis en la que la reina neoyorkina persiste en cantar al amor y la otredad con la más pura honestidad del amor intenso.
"hope is a dangerous thing for a woman like me to have" cierra el disco, y aunque es una gran declaración musical que le queda bastante bien a Del Rey, nos deja con la fatídica sensación de un corazón roto.
Éste camina hacia el consuelo y una nueva faceta donde podría gestarse una nueva producción discográfica. Ella, esperamos lleve a Lana a un rango todavía mayor dentro de su capacidad creativa, tal como ha sucedido con sus discos anteriores.
"There's a new revolution, a loud evolution that I saw"