Entrevista con LA Priest
Recuperar lo humano desde el minimalismo oceánico.
Sam Eastgate ha desafiado las convenciones en cada punto de su desarrollo musical; desde sus años dentro de Late of the Pier, hasta su incursión en solitario vía ‘Inji (2015)’, el californiano se ha caracterizado por sortear terrenos eclécticos, fusionando psych pop, electrónica y la ligereza del soft sound.
Tras el lanzamiento de ‘GENE’ (2020) y una inesperada estancia en Puerto Morelos, México, el músico encontró la inspiración necesaria para concretar ‘Fase Luna’ (2023), su tercer disco de estudio. Sumergido en leyendas, antiguas conexiones con el océano e imágenes de una vida bajo las olas.
Así, conversamos con la mente detrás de LA Priest sobre el impacto de la distancia artística entre obra y artista, la producción del material, el perfeccionismo y un posible regreso a tierras nacionales.
Ha pasado un tiempo desde el lanzamiento del álbum, ¿cómo percibes todos estos sonidos con la distancia de por medio?
SE: Bueno, ahora me siento menos familiarizado con el disco que hace algunas semanas. He estado tocando mucho últimamente, varias canciones antiguas, sobre todo con el regreso a escenarios. Tal vez ahora estoy más alejado del disco de lo que he estado en todo este tiempo, ¿sabes? También he estado trabajando en música nueva durante las últimas semanas. Al mismo tiempo, he desarrollado cierto apego a las canciones, quizá debido a esta misma distancia.
Supongo que es un gran contraste tras haber coexistido tan íntimamente con el material, desde su composición hasta el apartado técnico y de producción. ¿Cómo atravesaste este periodo creativo desde el interior de Puerto Morelos?
SE: Bueno, es un lujo tener cierta distancia de tu propio trabajo, si te acercas demasiado puedes dejar de percibirlo. Una de las cosas de las que me siento bastante orgulloso es la variedad de técnicas de composición. Simplemente exploré las posibilidades de la estructura de las canciones y realmente profundicé en las bases de la composición. Hubo limitaciones, obviamente, porque me impuse algunas en términos de la instrumentación. Después de un tiempo, fui bastante estricto, sólo usando guitarra y batería, para ver cuánto podía crear con esos dos instrumentos. No estoy seguro de si lo haría de nuevo, obtuve mucho de eso, pero no me siento capaz de replicarlo. Sobre todo la parte de quedar varado ¿no?
SE: Bueno, perderme en México fue divertido, de hecho [ríe]. Si tuviera que hacerlo otra vez, me gustaría incluir aún más músicos. Eso fue una de las partes más destacadas para mí; conectar, no lo hago muy a menudo. Fue un gran alivio hacer amigos como Favela, el baterista, en Playa del Carmen. Se sintió como un soplo de aire fresco tener a alguien que entendiera la música de inmediato, como si la conociera desde hace años. No sé qué tan común sea eso, simplemente sucedió.
¿Cómo dirías que este cúmulo de circunstancias excepcionales terminaron por moldear el carácter de ‘Fase Luna’?
SE: Es realmente difícil decirlo porque, bueno, estaba totalmente enfocado en la creación, en la realidad de no tener más que una guitarra y un baterista. Todo lo que había hecho hasta antes de ese punto era drásticamente distinto en lo instrumental: sintetizadores, drum machines, instrumentos virtuales, etc. Creo que puedes perder un poco el enfoque cuando mezclas todos estos elementos digitales. No puedes superar ese sonido clásico de una guitarra, es imperecedero. Al escuchar mis viejos discos reconozco esa intención de lograr algo más vivo, más simple, entre todos estos componentes. Trataba de recuperar su humanidad para poder transmitir algo.
En esta discusión sobre intención (y los medios para expresarla) no podemos dejar de lado el gear. Los instrumentos se vuelven, en cierta medida, una extensión del músico que les sostiene. Pero el núcleo de esa relación cambia drásticamente de lo acústico a lo electrónico. Sería genial si pudieras profundizar en los elementos que te acompañaron durante aquellos meses.
SE: Bueno, no mucha gente se pregunta por el gear, supongo que porque puede ser difícil discernir cuánto influye en el resultado final. En mi caso, el equipo que he tenido ha influido sobre cada una de mis composiciones. Una de las cosas clave para mí, irremplazable diría, es esta guitarra café tipo Maton que llevo tocando desde hace un tiempo. Suena bastante mal si la conectas directo al amplificador, no fue distinto la primera vez que le presenté las canciones a Caros (Favela). Casi no podíamos escuchar lo que tocaba por lo sutil y apagado del instrumento, es como si alguien tomara los fraseos y los envolviera en mantas. Realmente tienes que esforzarte por sacarle sonido. Cuando agregas los efectos y esculpes ciertas frecuencias brilla como nada más. Mucha gente me ha preguntado por el sonido del álbum; casi todo es esa guitarra.
¿Qué hay de los efectos? ¿Hubo alguno en especial que apoyara esta sensación playera a lo largo del LP?
SE: En cuanto a pedales, jamás dejo fuera este phaser marca Boss, así esté con el knob al mínimo. Desplaza muy bien los armónicos, da dinamismo a la grabación y termina por elevar todo destacando los tonos altos. Logra esta sensación de sonido casi líquido, moviéndose suavemente. Tengo algunos otros trucos, por ejemplo, jamás uso reverb, siento que difumina el tempo y terminas perdiendo carácter. Lo que hago es sustuirle con un delay de cinta, agrega mucho movimiento a cualquier afinación. A veces agrego tres o cuatro capas del efecto, suena como un reverb mejorado; no difumina detalles, los acompaña.
Pasando a los detalles de esta nueva etapa de regreso a estudio y escenarios, ¿cómo te has sentido?
SE: Bien, esta semana ha sido un tanto intensa para mí por todos los comentarios de los shows que han llegado. Ya sabes, grabaron el primer show, fue el primero en seis años. Siempre tienes que resolver pequeños problemas, fallos técnicos y cosas que no sabías que iban a ser difíciles en el escenario. He avanzado tanto desde ese primer concierto que realmente me resulta difícil aceptar que lo vayan a subir a internet y todas esas cosas. Básicamente le he estado pidiendo a mi público que salten al menos la mitad [ríe]. Ya sabes, estoy calentado después de las primeras tres canciones y está bien, pero no sé si vale la pena que las personas lo vean. Al mismo tiempo sé que debo dejar ir algunas cosas, es parte de la música. Es parecido a la soltura durante la grabación de un disco, no siempre existe la posibilidad de hacerlo una y otra vez. Este soy yo tratando de aceptarlo.
Creo que, al final, aceptar es el único gran consejo. Esperamos ver los frutos, de esa experiencia en vivo, por acá en un futuro cercano.
SE: Oh, me encantaría volver. De hecho, voy a estar allí en marzo, tengo algunos familiares allí, ya sabes. Mi cuñada vive en México y toda la familia planea volar para ir a verla. Así que voy a estar tocando, ya sea que a alguien le guste o no. Tengo la idea de que podría haber algunos shows bookeados, realmente espero que sí. Me gustaría tocar con Favela en la batería, no hemos dado un concierto juntos todavía. Ahora estoy haciendo shows en solitario de nuevo, así que podríamos tocar todo el disco, él y yo. Solo faltaría conseguir un bajista y eso sería todo. ¡Me encantaría tocar allá!
Ha sido genial poder conversar contigo Sam, ¿hay algo que quieras agregar para nuestros lectores y fans del proyecto?
SE: ¡Mantengan este espíritu! Quiero decir, cuando estuve en México, pensé “[...] Estos chicos saben cómo disfrutar de la vida”. Conocer a personas ahí es increíble porque saben cómo hacer amigos, en muchos lugares del mundo son un poco desconfiados entre ellos, pero en México todo era muy lindo. Así que, simplemente sigan siendo ustedes mismos, les tengo mucho cariño. Gracias por todo.