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Entrevista con Judeline


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Fotos: Carlos Oliva | @carloosoliva

Lara Fernández Castrelo, mejor conocida como Judeline sobre el escenario, es una artista originaria de Andalucía, al sur de España. A sus 21 años, la intérprete ha sido reconocida como uno de los pilares para el futuro del género urbano. Esto con una línea de fusiones pop, trap, electrónica, flamenco, R&B y reggaeton presentes en cada punto de su discografía.

Tras irrumpir en el oído público a inicios de 2020 vía ráfagas de singles, Judeline se plantaba entre la sónica internacional con el EP ‘de la luz’ (2022). El material, celebrado por prensa, público y coterráneos, catapultó a la andaluza a un contrato discográfico con Interscope Records, festivales como Primavera Sound, Sónar, Bilbao BBK Live y, más recientemente, Bahidorá en tierras nacionales. Sin mencionar su colaboración en el más reciente álbum de Tainy.

Con todo esto en mente, nos sentamos a platicar con la española sobre su visita, la identidad cultural, la dualidad persona-artista y su presentación al interior de Supremo este jueves 22 de febrero.

¡Hey! ¿qué tal estos días en México?

J: ¡Muy bien! No sé, siempre había algo que hacer, no podía parar ni siquiera un poco. Mayormente estuve en Morelos.

Claro, fuiste parte de uno de los festivales más sui generis de acá, ¿qué tal esa primera experiencia en Bahidorá?  J: Genial, es un lugar muy chulo.

¿Habías venido antes a México?

J: Sí, dos veces, vine hace año y medio, y este verano. La primera Adidas me invitó a un concierto de Bad Bunny en el Estadio Azteca. Luego volví para hacer promoción al single de ese momento. Estuve sola en realidad, a estar tranquila. No sé, no tenía nada que hacer en España [ríe].

¿Cómo describirías este acercamiento, mucho más directo, con el público nacional?

J: Muy bueno, la verdad. En Bahidorá la gente estaba súper, gritaban todo el rato. Tengo curiosidad de ver cómo será estando en sala. En el festival había más gente que sólo pasando por ahí, no me conocían. Al mismo tiempo fue muy bueno ¿sabes? Abrir al público.



No sé si sientas esta suerte de cercanía, primero en el lenguaje y luego en musical, entre España y México. Creo que es importante, aún más siendo una cantante que decide no hacerlo en inglés pese a la posibilidad de masificación.

J: Sí, obvio. Al final, es con lo que me he criado. Me gusta muchísimo mi lengua, me siento cómoda con ella, escribo mucho mejor. Me parece que cantar en español no te limita en nada, porque somos una comunidad gigante de hispanohablantes en el mundo. No es como, no sé… hablar griego, ¿sabes? u otros idiomas menos accesibles. Tengo mucha suerte de hablar español.

Al momento de viajar y exponerte a estas otras culturas, ¿te piensas como una española en el mundo o como una persona más experimentando cosas nuevas?

J: Me siento más una andaluza en el mundo que una española en el mundo.

¿Qué tan diferente es la identidad andaluza de la española?

J: Muchísimo, para mí son dos países diferentes, la verdad. Nuestro acento, la cultura, nuestra música. Creo que puedes notarlo en mi acento, es distinto al de los españoles. Cuando me preguntan siempre digo “soy de Andalucía”, estando fuera me hace sentir en casa. En España, los del norte, son más cerrados e introvertidos, en el sur son más externos, más fiesteros. No lo digo por generalizar pero aquí, en Latinoamérica, la gente es muy abierta y cercana. Me siento muy afortunada de poder ver lo distinto que es todo alrededor del mundo. Pero, al mismo tiempo, todo es tan igual. Vaya, al final cada uno se tiene que buscar la vida. En todos lados hay personas con muchísimos sueños y objetivos, personas que quieren triunfar en el arte, cada uno desde su sitio y con sus raíces. Me parece súper bonito.


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Alrededor de este “triunfar en el arte”, me gustaría saber cómo lo percibes desde dentro. Porque, bueno, estás aquí a nada de dar un show en solitario, has colaborado con uno de los productores más importantes de la actualidad, te has presentado en varios de los festivales más relevantes a nivel internacional y esto es el comienzo.

J: Diría que todavía no lo logré, sino que lo estoy haciendo. El camino empieza a subir y eso, el proceso, está siendo súper agradable y natural. Lo digo cada vez que puedo, agradezco mucho que no haya sido de un día para otro, que sea más un run run run formándose de a poco. Para mí, lo que sube despacio ahí se mantiene.

Dentro de este crecimiento a nivel industria, supongo que hay inevitable un tira y afloja de intenciones creativas. Si ha sido el caso, ¿de qué manera te has mantenido fiel a ti?

J: Desde que firmé con Interscope Records tuve muy claro que ellos no iban a influir en mis decisiones creativas. Donde sea que yo trabaje, con todos con quienes me involucre, necesito que me den completa libertad. No sé trabajar de otra manera. Tengo mucha suerte de mi disquera y quienes me rodean tienen muy claro eso, me dejan la carta completamente libre.

¿Cómo se ve esta explosión de libertad creativa dentro de Judeline?

J: No sé, diría que sintiendo muy poco juicio a mi alrededor. Creo que uno tiene que no juzgarse a sí mismo sin caer en el “vale, todo lo que se me va a ocurrir, va a ser brutal”. Al contrario, debe haber una crítica constructiva, exigirnos, sin guiarse por el “¿qué va a pensar la gente de esta idea?”. Llegados a ese punto, sale lo que tiene que salir. Yo me vuelvo loca sin avergonzarme de mí, saco lo que tenga que sacar y me da igual lo que reciba de fuera. Si yo estoy segura y contenta con mi trabajo, sé que fuera va a haber alguien que también lo sienta así.



En este volverte loca, ¿tienes algunas figuras artísticas, musicales o extramusicales, que te ayuden a darle forma?

J: Todos los artistas me inspiran, todo el arte me inspira, todo el rato voy descubriendo personas nuevas que me ayudan en esto. Obviamente hay raíces en mucha de la música de cuando era pequeña, del flamenco, de la música brasileña, de la música gringa que escuchaba mi padre tipo Beatles, The Police y todos estos grupos. Al día de hoy, diría que mi centro está en toda la música urbana, en toda la gente que de verdad intenta hacer algo nuevo, eso me inspira.

Dentro de este crear algo nuevo, no sé qué tan consciente estés de que se te ha catalogado como una voz propositiva para el futuro de ciertos géneros. ¿Dirías que viene de un lugar intencionado o se trata de una casualidad genial?

J: Creo que es pura casualidad [ríe]. No me detengo a pensar “vale, hoy tengo que hacer esto”. A su vez, siento que mi cabeza y personalidad van naturalmente hacia ciertos gustos. Toda una manera de diseñar las cosas que sale sin que yo me dé cuenta.

Supongo que el punto a favor es esa misma naturalidad en los procesos pero, esta misma soltura puede llegar a jugarte en contra, sobre todo cuando hay procesos de por medio. ¿Has sentido alguna forma de ansiedad derivada de lo musical?

J: Creativamente nunca he tenido ningún tipo de ansiedad, eso siempre lo he tenido claro. La ansiedad llega después: la gente con la que trabajas, el dinero que no tienes, las cosas en las que hay que invertir, etc. Vivo lo artístico con mucha tranquilidad, sin preocuparme porque se vaya la inspiración, yo no trabajo por inspiraciones. Lo que quiero decir es que sí, me gusta hacer cosas para mantener ese impulso, pero yo voy al estudio esté inspirada o no. Prefiero tomármelo así, como un trabajo, lunes a viernes de 8 a.m. a 9 p.m. Creo que es un fallo muy grande ir sólo cuando te apetece.


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Pero es esta misma rigidez la que puede llegar a matar el impulso artístico ¿no? ¿Dónde queda ese ser libres, volvernos locos y despertarse a las tres de la mañana para hacer canción el sueño que acabamos de tener?

J: Creo que depende del artista. Hay gente que se lo toma de una manera super chill. Amo a los artistas que ven el arte de una forma súper etérea, como algo que aparece muy de vez en cuando y que le dan ese momento específico. Pero yo necesito disciplina, necesito sentir que estoy trabajando mucho. Creo que para triunfar hay que estar obsesionado. Llevo todos los días, desde que tenía ocho años, imaginándome lo mismo, queriendo hacer lo mismo. Ocupa mi cabeza las 24 horas del día, sueño con ello, me despierto pensando en ello… Necesito que esté no sólo en mi cabeza, necesito verlo frente a mí, sentir que estoy haciendo algo para que eso pase.

Fuera de esta Judeline obsesionada con todo lo que implica una carrera artística, ¿qué hay de Lara?

J: De 8 a.m. a 9 p.m. en realidad es demasiado, normalmente entro a las 11 a.m. [ríe]. Pero, no sé,  creo que son personas muy distintas, es algo de  lo que hablo mucho con mi psicóloga. Como Lara soy más niña, al final soy una adolescente, no literalmente pero acabo de cumplir 21. Sigo teniendo esto de echar de menos a mi mamá y llamarla, estar triste, que me rompan el corazón, irme a casa a jugar a la Nintendo, ponerme mi serie, mis pelis, leerme un libro, comer rico y dormir, me encanta dormir.

¿En qué puntos dirías que ambas se encuentran?

J: En la voz. Lara es la que canta todo el puto día y Judeline lo usa para el trabajo [ríe], pero al final se mezcla. Creo que mi socialización se está alejando cada vez más de ser Lara, porque conocer personas haciendo música es networking. Entonces, a no ser que esté con mi círculo pequeño de amigos, mantengo mucho más el papel de artista, eso me da un poco de pena.



Y, más allá de Lara y Judeline, ¿crees tener momentos de escape para ti?

J: Sí, cuando vuelvo a casa y estoy con mi mamá, de regreso en mi ciudad natal, en mi intimidad, cuando estoy sola, con mi pareja. Estoy obsesionada con mi trabajo y con mi proyecto musical, pero cada vez aprecio más mi vida, ¿sabes? esos momentos de ser yo.

Ha sido genial poder conversar contigo Lara. Para terminar, me gustaría conocer tus planes para un futuro cercano, empezando por tu show en Supremo.

J: Creo que es una carta de presentación. Entiendo que, siendo mi primera vez tocando sola en México, la sala no esté a reventar o que las personas no estén vueltas locas. Será lo que tenga que ser y estaré muy agradecida con ellos. ¡El simple hecho de estar aquí y poder cantar mi música en la otra punta del mundo ya es una locura! No puedo pedir nada más. Así que nada, no tengo expectativas y lo único que quiero es fluir.

¿Podemos pensar en futuro para México y Judeline?

J: ¡Claro! Me encantaría venir más, que poco a poco haya más gente en las salas, que pueda hacer salas más grandes y no sé, ojalá le guste a México mi música.

Estoy seguro de eso. ¿Algo más que quieras agregar para Vibras?

J: Pues nada, este jueves canto en Supremo y espero volver pronto. ¡Bye!



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