Entrevista con Gojira
Un sonido que le importe al alma.
Desde su formación en 1996 al interior de la ciudad de Bayona, Francia, el grupo formado por Christian Andreu, Jean-Michel Labadie junto a los hermanos Joe y Mario Duplantier ha mantenido como estandartes el activismo, las relaciones humanas y el hard sound al rojo vivo. El núcleo progresivo con filos death metal y atmósferas sonoras les han posicionado como una de las bandas más influyentes dentro del metal contemporáneo. Hecho respaldado por siete álbumes de estudios, giras internacionales y un numeroso portafolio de proyectos ambientalistas.
Con motivo de su regreso a territorio nacional, nos sentamos a conversar con el baterista Mario Duplantier, quien nos compartió sus pensamientos desde el interior de Gojira a casi treinta años de trayectoria, la propulsión de su ala social, el cambio en sus dinámicas personales y la filosofía artístico-espiritual sobre la recaen los galos para seguir volando amplificadores en pleno 2023.
¡Hey Mario! Es genial poder hablar con uno de los hermanos Duplantier previo a su presentación en el Velódromo de la Ciudad de México, ¿emocionado?
MD: ¡Oh sí! me siento muy feliz por el concierto. La última vez que tocamos en México fue hace varios años, en 2015 o algo así. Perdón por haber dejado pasar tanto tiempo. Es muy emocionante estar de regreso.
La intensidad ante-concierto es compartida, hombre. Pensando en el tiempo que les tomó volver a suelo mexicano, ¿qué dirías que ha cambiado dentro de la banda?
MD: Han pasado muchas cosas durante estos años: lanzamos discos realmente significativos para nosotros, publicamos canciones que — sentimos — han hecho la diferencia, hemos llegado a muchas más personas. Ahora somos viejos [ríe] pero no significa que abordemos el escenario con más calma, sólo nos sentimos más tranquilos como seres humanos. Es curioso cómo retratan esta paz interna, al paso de los años pareciera que se involucran en cada vez más luchas sociales y ambientalistas. ¿Qué ha alimentado su activismo todo este tiempo?
MD: La manera en que llevamos nuestras vidas nos da la oportunidad de alzar la voz, de dirigir el foco de atención hacia todas estas causas. No todos pueden hacerlo, somos conscientes de esa plataforma y queremos usarla para hablar de algo que importe, algo que toque nuestras almas, que traiga un bien a los demás. Sé que suena pretencioso, pero lo que trato de decir es: tener una banda como Gojira es un gran privilegio y sentimos la necesidad de usarlo para algo positivo.
Creo que la dimensión social nutre a toda expresión artística, pero con ustedes parece ser una guía central.
MD: Cuando componemos una canción tenemos la oportunidad de inyectarle un significado real. Hablar de lo que está pasando en el Amazonas y recaudar donativos para los pueblos originarios se sentía como la conclusión lógica.
Si se trata de algo así de racional, ¿dirías que todo proyecto artístico debería abordar temas políticos, sociales o ambientales?
MD: No realmente, la expresión del arte es muy subjetiva, no tiene por qué ser política en absoluto. Puedes tener una banda de metal y tocar temas tan abstractos como te plazca, no tengo ningún problema con eso. Pero las cosas dentro de Gojira es lo que es. Gojira es lo que es.
Supongo que buena parte de lo que conforma ideológicamente a Gojira viene de tu hermano.
MD: Bueno, nuestras letras son de cierta manera porque reflejan quién es Joe; alguien sumamente consciente, inteligente, sensible… No es distinto a cada uno de nosotros proyectándose en lo instrumental.
Creo que hablar de esta intencionalidad detrás del sonido es el gran punto rojo del arte como mensaje. Creo que muchos artistas aceptan esa inevitable reformulación de su idea debido a la interpretación de quien les escucha. Moviendo un poco el foco de atención, ¿alguna vez has experimentado tu música sin el sesgo que implica el haberla creado?
MD: Justo el otro día me encontré con “Pain is the Master”, hacía como diez años que no la escuchaba. Era como escuchar a una banda completamente distinta y… ¡Me voló la cabeza! Es una canción tan intensa, compleja y emocional, fue genial reencontrarla y disfrutarla. En general, no escucho nuestra música porque la tocamos a diario, pero me importa mucho sentir ese respeto por lo que hemos hecho.
Pensando en todo lo que han hecho juntos, dentro y fuera de Gojira, ¿cómo dirías que ha influido en la filosofía práctica sobre la que reside el proyecto?
MD: Crecimos en el mismo barrio a las afueras de Francia, rodeados de naturaleza, montañas, océano, alejados de las grandes ciudades. Nos preocupaban las mismas cosas y las percibíamos de igual manera desde que éramos niños. Todo esto se refleja en el cúmulo de ideas compartidas en las canciones. No viene únicamente de Joe, resonamos con las líneas que propone. Se trata de una conexión realmente fuerte; sus palabras ya existían, encarnadas a cada uno de nosotros.
Tras todos estos años de intrincadas dinámicas artísticas, profesionales y fraternales, ¿cómo ha cambiado la relación con tu hermano?
MD: Diría que cambió en forma, pero no en fondo. Somos personas distintas, nuestras experiencias son cada vez menos comparables, pero mantenemos visiones similares de la vida; tenemos casi el mismo corazón. Guardamos una relación hermosa como hermanos, nos amamos, nos respetamos el uno al otro, lo valoro mucho.
Supongo que del otro lado queda la línea familiar que no te acompaña en cada tour. ¿De qué manera lidias con este apartamiento constante de tu esposa e hija?
MD: Cada día trato de ver el lado positivo de todo: soy un músico profesional que se gana la vida tocando metal. Es algo realmente único, de esas cosas que suceden una vez cada vida, me sé muy afortunado. Soy consciente de todo el trabajo y sacrificios por los que he pasado pero, a la mierda: ¡Toco en Gojira y somos grandes justo ahora! Así que sólo trato de no quejarme. Hablo mucho en videollamada con mi familia y, cuando estoy en casa, me aseguro de estar cien por ciento para ellos, darles todo de mí. Amo y respeto a mi familia, pero mi trabajo, tocar en una banda de metal, es importante para mí, para mi alma.
¿Tienen algún plan para mantener la realización sónico-espiritual que han encontrado como Gojira?
MD: Sabemos que no seremos los próximos Metallica —en buena parte porque ellos sucedieron en un momento muy específico de la historia musical. Nuestra mirada está en mantenernos sobre el escenario, escribiendo canciones geniales, lanzando álbums que valgan la pena; estar artísticamente presentes y hacerlo bien.
¿Qué hay de ti Mario? ¿Cómo piensas llevar el resto de tu vida?
MD: No lo sé… Me encantaría seguir haciendo lo que hemos hecho hasta ahora. No nos obsesiona la parte lucrativa, quizá por eso nos tomó tanto tiempo despegar, somos un asco para hacer negocios. Cuando recién empezamos no nos importaba en absoluto el lado económico, todo se trataba de la música. Eventualmente tuvimos que ser más conscientes de ello, pero nos mantenemos bastante inocentes al respecto. Con esto en mente, lo único que quiero es seguir haciendo buena música. Y, si la gente quiere escucharnos, qué mejor.
Ha sido genial poder platicar contigo, no podemos esperar para verlos en vivo. ¿Algo más que quieras agregar rumbo a su show con Mastodon?
MD: Me siento un poco mal porque no tocamos tan seguido en México, pero por fin volvimos y no puedo esperar para mantener mis ojos abiertos durante todo el show para grabarme cada uno de sus rostros. Este hombre francés les manda mucho amor.
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