Entrevista con Gilla Band
El futuro de la música que importa.
Durante los últimos años, Irlanda ha sido origen, paisaje y hogar de las agrupaciones más interesantes de la sónica contemporánea. Encontrando una nueva bala pródiga en la combustión conjunta de Dara Kiely, Alan Duggan, Daniel Fox y Adam Faulkner hace poco más de una década.
Tras múltiples intentos fallidos de formarse en las línea del indie sound, los dublineses unirían caminos bajo una visión de riesgo y ultradrive como jamás se había visto. La producción incandescente de sus dos álbumes previos (‘Holding Hands with Jamie’ en 2015 y ‘The Talkies’ a finales de 2019), aunada a las furiosas presentaciones en vivo, le hicieron ganar al proyecto (antes Girl Band) un lugar no solo entre el público especializado, si no en toda persona que alguna vez, en un pequeño flamazo de lucidez, deseó llevar el post punk, el nihilismo y el ansia ardiente de originalidad, a su más intensa expresión.
Así, y celebrando el lanzamiento de ‘Most Normal’ vía Rough Trade Records junto a su futura visita en escenarios capitalinos, nos dimos a la tarea de conversar con el guitarrista (y cuarta explosión de Gilla) Alan Duggan. Quién nos habló sobre el proceso detrás del nuevo material, la filosofía del proyecto, su relación con la audiencia y la búsqueda incesante de sonidos como máxima creativa.
Hace unos días fui a un jam de poesía en el departamento de unos amigos. Tras beber un poco y leer algunos textos, un sujeto delgado y bastante tímido se paró en medio de la sala, sonrió ahogado en nervios y recitó las líneas más salvajes, crudo e inyectadas en esteroides de toda la noche. Mi primer pensamiento; así se siente Gilla.
A: Creo que es algo de lo que siempre hablamos como banda porque, bueno, hacemos música realmente ruidosa y agresiva, pero todos somos muy calmados ¿sabes? No vamos por ahí gritando y soltando patadas, es más como “Oh, muchas gracias, salud”, es valioso ser cálidos. Es extraño cuando nos encontramos componiendo justo aquí, en este cuarto, aterrizando algo intenso, desgarrándonos en gritos, abandonados al feedback para terminar en un “¿Y qué les parece? Sí, creo que está bastante bien. Ok, cool”. Ese shock está siempre presente, la expresión de las personas con quienes hemos hablado luego de algún show usualmente es “Puta madre”. Recuerdo a David Lynch hablando sobre todos estos filmes cargados de imágenes brutales e historias realmente jodidas, pero luego lo ves a él y te das cuenta de cuan en paz está consigo mismo; la idea del arte como catarsis. Puedes hacer todas estas cosas sin que te definan completamente.
Creo que es casi natural encontrar este grado de contraste entre obra y artista. El explorar otras posibilidades te hace poner en contexto quién decides ser.
A: Todos tenemos esos momentos donde la vida no va como debería, te sientes perdido, absorbido por tu temperamento, por la furia. Pero en la generalidad del día a día, creo que todos valoramos ser amables, abiertos, el no ser un imbécil. Se siente como la opción correcta.
Tratar de no ser un cabrón un día a la vez.
A: Sí, tan simple como eso. Muchas personas parecen no poder hacerlo.
Me gusta pensar que esas personas actúan desde la inconsciencia sin intención de herir, la vida nos endurece. En lo personal, estas últimas semanas me han sido intensas en un muy mal sentido. Percibir mi caos interior junto al caos blasteado en los sencillos de ‘Most Normal’ me daba confort, sentirme comprendido de alguna manera. Al momento de crear música así de cáustica ¿esperan una respuesta parecida de quienes los escuchan?
A: Para ser honesto, jamás he esperado nada de nadie. Recuerdo cuando recién empezamos a hacer música, amábamos hacer a las personas bailar aún cuando no sabían exactamente por qué. Eran sonidos extraños pero con la rítmica suficiente para aferrarse a ellos y poder moverse, el mosh en los conciertos lo hacía aún más claro. Es genial verlo, aún cuando no sé si es algo que yo haría en un concierto. Las personas pueden reaccionar de maneras muy distintas, hemos tenido fechas donde el público se vuelve loco en primera fila, golpeándose unos a otros, gritando, acercándose tanto como pueden. Paralelo a la gente en la parte de atrás, bebiendo en silencio, absortos en lo que sea que estemos haciendo. Puedes escucharlos diciendo lo mucho que amaron el show sin que lo hayan expresado de ninguna manera. Sentir a las personas conectarse con la música a cualquier nivel, sentir que se quedan con algo de lo que escucharon, eso es asombroso, significa más que cualquier otra cosa.
¿Alguna vez imaginar conectar con tantas personas como lo hacen ahora?
A: Cuando inicias una banda por primera vez, siendo adolescente, tu idea es “Seremos jodidamente famosos y… blah blah blah”, eso cambia mientras creces. Recuerdo haber ido a un show de Real Estate poco después de formar Gilla, era un lugar con aforo de doscientas personas en Dublín; no éramos más de setenta. Fue genial, como, realmente genial, la banda incluso salió a pasar un rato con todos después del set. Se sintió como una gran revelación para mí. Pensar en que puedes presentar tu música y encontrar una audiencia pequeña en muchas ciudades distintas alrededor del mundo, personas a las que les gusta lo mismo que a ti, con quienes compartes ideas, eso se convirtió en nuestra meta. Tuvimos mucha suerte y conseguimos un contrato con Rough Trade Records, de quienes ya amábamos su discografía y las cosas que habían publicado. Nos ayudaron a encontrar los lugares adecuados para tocar tan alejados de Dublín, de nuestro hogar, eso significa mucho. Creo que aún mantenemos grandes expectativas, pero estamos orgullosos de lo que hemos logrado hasta ahora.
Tomando en cuenta la etapa a la que los introduce el nuevo álbum y el largo camino que han recorrido desde su debut en 2012 ¿Cuál dirías que es la filosofía al core del proyecto?
A: No estoy muy seguro. Líricamente Dara se mantiene en estos torrentes de lucidez, creo que le gusta no ser completamente directo. Jamás se sienta diciendo algo como “Escribiré una canción sobre esto”, aterriza las palabras y eventualmente cobran algún sentido. El proceso con lo musical es parecido de alguna forma, rara vez nos sentamos con la intención de escribir tal o cual tipo de canción, tampoco va sobre unir coros y versos y ver si algo de ello funciona. Mayormente se trata de conectarnos, empezar a lanzar sonido y ver que llega de vuelta. Desde un punto de filosófico, creo que solo hacemos lo que se siente correcto para nosotros. Tratando de no repetirnos, de dar lo mejor de nosotros, de hacer algo original. Y es jodidamente complicado con toda la música que existe en este punto. La intención es siempre impresionarnos en conjunto, hacer algo y que el resto de tus compañeros digan “Eso sonó realmente genial” es una sensación indescriptible. Mientras nos guste, estamos bien con ello, aún si todo el mundo lo odia.
Ahondando más en el proceso, ¿en qué punto se deciden por todos estos sonidos y distorsiones insertadas en cada canción?
A: Creo que es distinto para cada una. Con “Capgras” estaba en el cuarto de ensayo escuchando a Dara, Adam y Daniel tocar, pensando en que se escuchaba bien justo así, pero, al mismo tiempo, se sentía como cualquier canción de punk rock más o menos desechable. ¿Qué más podíamos hacer para divertirnos con ella? Recordé una canción llamada “Night Life”, original de Ray Price, donde justo a la mitad interrumpe todo con la voz de un narrador que agradeciendo a la audiencia, en los 60's. ¿Qué mierda fue eso? ¿Qué acaba de pasar? Al terminar de grabar la versión punk queríamos joderla, empezamos a pasar la señal a través de pedales de guitarra, encendiéndolos y apagándolos intermitentemente, obscureciendo el sonido hasta decidirnos por la patada vocal. Al final se sentía como lo que esa pieza de música debía ser. Con otras canciones todo fluye sin mayor problema, otras tardan años. Por ejemplo, la segunda parte de “Post Ryan”, llegar a esta cosa que asciende y desciende, nos tomó una cantidad absurda de tiempo. Probamos tantas y tantas cosas durante casi un año y nada parecía funcionar, todo sonaba terrible, mierda de una u otra forma. Pero sabíamos que encontraríamos la parte exacta, eventualmente. Tratamos de seguir nuestro instinto, confiar en el proceso, seguir pescando hasta que encuentras algo que valga la pena sacar del agua.
Cuando pienso en el desarrollo histórico del arte pareciera que cada medio evoluciona para disolver esa pared entre la obra y quien la percibe. Todo tiende a lo meta, a fundir mutuamente cualquier noción de límite o buena práctica. Gilla Band me da esa misma sensación de avance imparable, hyperpunk, el avant garde del avant garde, esto es la sónica de los próximos años.
A: Gracias, viejo. Creo que siempre hemos tenido la opción de seguir la línea directa del punk crudo pero, ¿realmente suma algo? Las grandes canciones siempre serán grandes canciones, pero aquello que amo, que realmente me emociona, son las expresiones que se atreven a dar ese paso hacia adelante.
El camino del riesgo es siempre el camino correcto.
A: ¡Sí! Tratamos siempre de ir tras él. Si lo logramos o no queda en la boca de quien nos escuche.
¿Qué buscan exactamente con ‘Most Normal’?
A: Al principio teníamos esta vaga idea de crear un álbum con la sensación de estar soñando, no en el sentido fantasioso de [tararea], más como la clase de caos donde las imágenes te arrastran de un lugar a otro pero jamás lo cuestionas, solo aceptas que está sucediendo. Esto nos ayudó a explorar distintas ideas creativas, pero justo a la mitad todo se fue al diablo. Bueno, aquí están las canciones, pongámoslas juntas y veamos a dónde nos llevan. Más allá de lograr algo en específico, nuestro propósito es avanzar, ir más allá de lo que hemos hecho antes, hacer algo nuevo y valioso para nosotros mismos.
Ha sido genial poder conversar contigo Alan ¿Algo más que quieras agregar para Vibras?
A: Nada en particular [ríe], pero muchas gracias, apreciamos mucho el espacio.
A ti por tu tiempo. Casi no puedo esperar por verlos a fin de mes como headliners del Festival Marvin.
A: ¡Cierto! No podemos esperar para ir, ha sido un sueño para la banda desde hace mucho tiempo. El hecho de que finalmente esté sucediendo es como “Oh carajo”. Estaremos por allá como una semana, visitando algunos lugares y sí, emocionados a más no poder. Será asombroso.
¡Nos vemos en barricada!
A: Nos vemos, pasa a saludar. Fue genial conocernos.
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