Festival Vaivén 2019
Vaivén: El paraíso en un fin de semana
Los rayos de luz viajaban por la superficie; la alfombra verde se veía enaltecida de flores y adornos de colores. Los asistentes vestían ropas coloridas y frescas. ¡Fin de semana en Morelos!
Treinta y seis grados celcius abrazan a los asistentes del Festival Vaivén en su edición 2019. Una vez más Jardínes de México es recinto de la gran fiesta. Convirtiéndose por un día en el lugar del party infinito. El público se presenta relajado; a diferencia de otros festivales, este parece estar más enfocado en pasar el rato y disfrutar de la música, en compañía de amigos.
Los distintos jardines temáticos (Residencia) reciben a músicos que buscan llegar a oídos de algún curioso que se haya perdido lejos del bullicio y aglomeración de personas en los escenarios principales.
El baile se fusiona con la música; Camilo Séptimo se presenta a plena luz del día, y cómo es de esperarse sus fans los siguen, con mantas y una voz potente, que llenan el lugar de la inigualable magia cósmica de la banda. La cerveza y el agua se vuelven parte fundamental del festival, el sudor y el calor se hacen presentes en cada momento; las parejas se besan, el olor a cannabis permea el lugar.
El Edén paradisíaco llamado Vaivén, se morfa naranja, mientras el sol desciende en el horizonte, dejando sus destellos rosados a la vista de todo aquel, que olvida por un momento su celular; son segundos los que pasan para que las luces neón llenen los jardines de esa petulante vida nocturna. Two Feet llega al escenario, con una energía fascinante. Los riffs de guitarra se funden con los sintetizadores, llevando al público a lugares desconocidos del sonido: “This is the first time in Mexico, It’s beautiful. We will back!” menciona Bill, mostrando la emoción en su voz.
Destellos rojos, amarillos, verdes, azules, salen de todas partes; las luces negras destacan los colores fluorescentes. Oliver Tree aparece con unos pantalones de mezclilla gigantes, y se encargará de hacer brincar a cualquiera que haya reparado en el espacio. Baila como mariposa, hace caras, brinca y da vueltas de carro. Se quita el pantalón dejando ver un traje blanco con manchas azules. ¡La multitud grita! Se emocionan, cantan y gritan; él parado frente a todos, se entrega. Los minutos transcurren y la masa no quiere dejarlo ir.
Entre personas ebrias y no tan ebrias, las luces se vuelven incómodas, el tumulto hace difícil llegar al otro escenario, ahí está Daya, le gritan -¡Estas hermosa!- pero ella se limita a seguir cantando. Retroceder es complicado, pero vale la pena antes de volverse a perder. Es tarde, el calor consumió la energía de muchos que yacen dormidos en el pasto, esperando el siguiente acto: SG Lewis quienes, vuelven locos a los presentes.
Son las 23:10 hrs. La espera termina. Con tutú negro y medias de brillos Lauren sale al escenario. Las pancartas con la palabra Chvrches, se asoman de entre la gente. Ella brilla, ellos cantan. Suena Under the Tide, seguida de Miracle, la multitud rompe en gritos. Quienes llegaron desde temprano se desvisten la garganta coreando las canciones, la banda agradece el cariño.
La melancolía llega al festival, dando paso a los ingleses Honne, llenando el espacio de melodías suaves y lentas, que invitan a los asistentes a abrazarse y acurrucarse. Los movimientos son lentos, la magia volaba a través de la cálida voz de Andy abrazada con los arreglos de James; la fusión se volvió una explosión de sentimientos. Siendo este, quizá un acto para descansar de toda la adrenalina, manteniendo cálidos a los que esperaban con ansias a The Chainsmokers y Disclosure.
¡Explotaron! fue literal, el dúo neoyorkino The Chainsmokers, hizo estallar el escenario en más de una ocasión, con pirotecnia y fuego, hicieron sonar muchos éxitos, entre el que destacó Don’t Let Me Down; Daya subió a cantar con ellos y el público entraba en un trance de regocijo impresionante. El baile nunca faltó; mientras los minutos transcurrían, las luces vibraban al son de los beats, los corazones palpitaban y los fuegos artificiales alumbraban el azul del cielo.
El festival llegaba a su fin, y con él la experiencia de otro fin de semana lleno de música.
