Festival Hipnosis 2023
El festival Hipnosis se ha caracterizado por acercarnos a propuestas musicales de rock, garage, psicodelia, música experimental y otros subgéneros. Asimismo, también se ha visto que no solamente nos llevan estas propuestas a un solo lugar, este año hubo conciertos de algunas de las bandas que formaban parte del line up previas al festival. Boy Harsher, Temples, Altin Gün, Melody’s Echo Chamber y Flaming Lips realizaron shows íntimos en diferentes recintos previos a la cita principal que tendríamos en el Parque Cuitláhuac el 4 de noviembre. Tal vez la locación se sintió un poco inaccesible para algunxs, pero es un sentimiento completamente normal cuando uno ya tiene la costumbre de ir a conciertos en los venues más comunes de la CDMX. Sin embargo, el arte debe ser accesible para todxs. Descentralizar el arte y que llegue a la periferia, visibilizarla.
Con esa última idea en mente, miles de asistentes fueron recibidos por uno de los espacios verdes más importantes de la alcaldía Iztapalapa. Alguna vez este lugar fue un basurero que surgió como un acto de justicia social para los habitantes del oriente de la ciudad que ahora cuentan con un parque para ejercitarse, salir a caminar, practicar algún deporte y pasar tiempo en familia. Para esta sexta edición de Hipnosis, nos ofrecieron una sede muy agradable para disfrutar de todos los actos increíbles que empezaron poco después del medio día.
El calor era muy potente, pero esto no impidió que la audiencia llegara desde temprano al festival para ver a las primeras bandas encargadas de dar inicio a las más de 12 horas de música continua. La Ciencia Simple nos envolvió con su rock instrumental y capas melódicas ambientales; los chilenos se encargaron de (literalmente) ambientarnos y recordarnos que, a partir de ese momento, nuestros oídos estarían inundados de proyectos distintos y únicos que nos llevarían a explorar distintas sensaciones y lugares. En el escenario gemelo, justo cuando terminó la primera banda, Los Mundos nos invitaría a explorar lo conocido y lo desconocido, sentir la naturaleza y ver más allá de lo ordinario a través de sus guitarras estridentes, sintes y bajos distorsionados. Los oriundos de Monterrey, Nuevo León no dejarían el escenario después de escuchar cómo les pidieron una canción más y, al finalizar, irse con una gran ovación.
Cerca de las dos de la tarde, el synth pop de Agar Agar comenzaría a sonar. “Are You High?”, preguntaba Clara Cappagli antes de hipnotizarnos con su etérea voz en loop junto con Armand Bultheel, quien estaba al comando de la nave espacial (en el teclado). Algunas dificultades técnicas impidieron que pudieran tocar su set completo; sin embargo, cuando todxs gritaron: “¡Otra, otra, otra!”, el dúo francés decidió terminar con un beat que dejaría al público bailando mientras ambos se iban entre aplausos y gritos. Cuando finalizó su presentación, casi a las tres, veíamos que la gente comenzaba a expandirse por toda la cancha y las carpas en busca de sombra para tomar un descanso del calor mientras veían la presentación de Dumbo Gets Mad. Otras personas estaban hasta adelante con suéteres en la cabeza o gorros para protegerse de un golpe de calor, pero eso sí, sin dejar de bailar al ritmo del pop psicodélico del dúo italiano. Sus suaves melodías de repente eran interrumpidas por reverberaciones, distorsiones o efectos que hacen honor al motivo del nombre del proyecto: una escena de una película dulce (Dumbo) en la cual, de un momento a otro, el elefante se intoxica y comienza a ver elefantes rosas.
La zona gastronómica comenzó a llenarse a partir de las cuatro de la tarde, lxs asistentes tenían que encontrar un momento para comer y no perderse ningún acto. Afortunadamente, la distribución de los espacios en el festival fue acertada ya que había muchos lugares donde se podían ver ambos escenarios sin muchos elementos que obstaculizaran la vista. Además, que no hubiera una barda entre ambos stages facilitó el desplazamiento de uno a otro y, para quienes no querían perderse de ningún set, estar en medio se volvió el mejor spot para disfrutarlos sin problemas. Mientras toda esta actividad ocurría, All Them Witches tenía al público haciendo headbanging y en un trip lleno de riffs de guitarras arrasadoras con un mezcla cruda de rock bluesy, progresivo, y neo-psicodélico. Directamente traídos de Nashville, Tennessee (y de un libro de brujería que formó parte de Rosemary’s Baby), la lírica del cuarteto estadounidense nos adentró en un ambiente oscuro lleno de monstruos y brujas donde todos los días se celebra Halloween. Al final, el público despidió a la banda con aplausos al ritmo de “Blood and Sand / Milk and Endless Waters”.
En este punto, no íbamos ni a la mitad de camino cuando The Brian Jonestown Masacre llegó al ⚡ stage a las 4:30 de la tarde con su rock psicodélico que nos remontó a la década de los sesenta. La banda liderada por el multiinstrumentista Anton Newcombe hacía que la audiencia se moviera al ritmo de la música y las ondas coloridas que acompañaron el set completo de los californianos quienes al final gritaron “¡Viva México!” antes de dar pie a la siguiente presentación: Panda Bear y Sonic Boom. Ambos amigos comenzaron a colaborar nuevamente e impulsarse para llegar a nuevos lugares con su primer álbum juntos. Uno de esos lugares fue uno de los escenarios de Hipnosis donde presentaron su disco ‘Reset’ de inicio a fin. Sacudieron y animaron al público que brincaba sin parar. Hacia el final de set, bajaron la velocidad con una especie de guitarra acústica acompañada de visuales increíbles.
El sol se había puesto cuando las luces se encendieron sobre el escenario donde estaría Altin Gün. Esta fue una de las presentaciones en las cuales se notó muchísimo más la emoción de las personas, los neerlandeses hicieron un pequeño soundcheck antes de comenzar que aumentó más las expectativas de lxs espectadores. Aunque las canciones estaban en turco, se sentía la conexión con el público que incluso se reflejó en observar cómo aplaudían sin parar en algunos momentos y cómo no dejaban de bailar. “Están increíbles”, “Tsss, ¿oíste eso?”, “Qué brutal” comentaban entre el público cuando escucharon “Goca Dünya”, “Badi Sabah Olmadan” y más canciones. Las voces y sus instrumentos se sentían como un mantra que resonaba profundamente en cada esquina de la cancha de béisbol. Su acid folk fue reconocido como uno de los mejores actos de la noche y la nueva banda favorita de muchxs que los escucharon por primera vez.
La característica guitarra de “Some Time Alone, Alone” comenzaría en el 👁️ stage en punto de las 7:30 de la noche. Melody’s Echo Chamber fue la encargada de pintar con tonos suaves la noche y guiarnos en lo que parecía un sueño lleno de misticismo y ternura. La francesa se mostraba muy agradecida por la calidez y el amor con el que la habían recibido en el país. Pudimos escuchar su canción más reciente, “Le Temple Volant”, en la que colaboró con Crumb además de un repertorio bastante completo que incluyó varios singles de sus cuatro materiales de larga duración. La gente coreaba “Melody, Melody, Melody” entre cada track. “I Follow You” sonaba mientras la audiencia la despedía moviendo de un lado a otro las manos al ritmo de la canción.
Del mundo de ensueño nos transportamos a la isla utópica creada por Temples. “Hola, ¿qué pedo, México? Queremos desmadre”, dijo (en español) el vocalista después de “Certainty”. Entre el público se podía notar la emoción de ver a los británicos después de 4 años de su última visita al país. “¡Súbele, súbele, súbele!” gritaban desde el público hacia el escenario para que aumentaran el volumen y se escuchara bien la voz de James Bagshaw. El problema técnico se solucionó y pudimos bailar y brincar con “Paraphernalia”, “Gamma Rays” y “Shelter Song”. Su rock vanguardista llegó con temas existenciales que se quedarían en nuestra mente mientras nos preguntábamos si existe algo después de la muerte. No habría ni un momento de descanso ni tiempo para dejar de bailar, ya que en cuanto finalizaron Jae Matthews de Boy Harsher le preguntó a su audiencia: “¿Bailamos?” antes de iniciar su set. Con esta propuesta clara desde el inicio, nos tuvieron brincando al ritmo de su electropop con toques dark-wave y post punk. La voz desgarradora y profunda de Jae acompañada de la increíble producción de Augustus (Muller) nos envolvieron rápidamente en un ambiente de rave junto con los visuales que distorsionaban su imagen al ritmo del beat. Uno de los momentos favoritos del público fue cuando interpretaron un cover hipnotizante de “Wicked Game” de Chris Isaak.
Entramos en la recta final del festival a las 10:30 de la noche. Solo quedaban tres presentaciones más. El logo de MTV apareció en la esquina de la pantalla y comenzaron a salir los músicos que acompañarían a Toro y Moi. Con un gorro que a veces le tapaba la vista y unos lentes oscuros, Chaz Bear comenzó a cantar “Still Sound” y nos transportó al 2011, justo los inicios del chillwave. “¡Hola, México!”, gritó Chaz mientras hacía un signo de paz con ambas manos y sonreía al público que se había reunido para ver su show. Sus visuales lo mostraban junto a su banda con efectos que nos hacían sentir como si estuviéramos en un video de MTV de los años 80 o 2000s. La combinación retro-ambient con pop moderno tenía a todo el mundo gritando el I don’t give a fuck! de “Laws of the Universe”, bailando y cantando a todo pulmón “Freelance”, “Ordinary Pleasure” y “The Loop”. Hacia el final de su presentación, Chazwick preguntó si estábamos listxs para The Flaming Lips. La respuesta, evidentemente, fue un SÍ muy fuerte, así en mayúsculas. Mencionó que había crecido escuchando su música y que se sentía muy afortunado de formar parte de un line-up tan increíble esa noche. Además de apapacharnos con su visita después de tres años. Se despidió dedicando una canción para las chicas, “Girl Like You”. Y así, entonces, estábamos preparadxs para seguir rodeadxs de amor en el otro escenario.
El momento más esperado por muchxs había llegado. The Flaming Lips tocaría ‘Yoshimi Battles the Pink Robots’ desde “Fight Test” hasta “Approaching Pavonis Mons By Balloon (Utopia Planitia)”. Desde que empezó el concierto, Wayne Coyne no dejaba de agradecer a todos por el amor e invitaba a que no dejaran de gritar ni aplaudir. Sin importar que la jornada había sido larga y el cansancio era evidente en algunas personas, fue como si se volvieran a llenar de energía junto con los cuatro robots rosas gigantes que se alzaban frente a la audiencia. Su espectáculo en vivo tan elaborado y colorido fue el cierre perfecto del 👁️stage. Con muchísimo confeti, globos, inflables, una burbuja de tamaño real y una configuración de luces increíbles hicieron que todo el mundo no dejara de sonreír e, inclusive, se veían varias personas llorando de emoción y felicidad. ¿Y cómo no hacerlo? Si antes de “Do You Realize??” Wayne pronunció un breve discurso sobre lo efímera que es la vida y lo importante que es disfrutarla. Así como lo significativo que es demostrar tu amor, cariño y aprecio a las personas que estaban en la audiencia o que te habían acompañado al show. Lo importante que es amar. Además de deleitarnos con su disco completo, el encore tuvo tres grandes rolas para terminar con broche de oro su presentación: “She Don’t Use Jelly”, “The Yeah Yeah Song” y “Race for the Prize”. En esta última volvió a caer confeti por todos lados, pero la sorpresa final fueron unos globos enormes que sostuvo el vocalista que decían: FUCK YEAH HIPNOSIS. Al final los lanzó al público y, al terminar, vimos a varias personas supersonrientes que iban con su respectiva letra que habían alcanzado a agarrar.
Para quienes aún tenían energía después del show lleno de belleza y magia de los Flaming, les esperaba un increíble set a cargo de Los Pirañas para darle fin a la sexta edición de Hipnosis. El trío colombiano se caracteriza por estar fuera de lo comercial, lo pop y venues enormes. Les interesaba que la poca gente que permaneció hasta pasada la media noche (era bastante aún) realmente disfrutaran y se interesaran por su música. Pedro, Mario y Eblis han sido amigos desde la infancia y llegaron con sus influencias en la música tropical Latinoamericana mezclada con rock, cumbia y afrobeat para poner a bailar con sabrosura a su público. Dedicaron unas palabras para Palestina y tocaron “Todos tenemos un hogar”.
Esto nos lleva al inicio de todo, al cierre perfecto. De nuevo, a descentralizar el arte y seguir llevando propuestas musicales increíbles. Esta edición de Hipnosis nos deja con una gran satisfacción y felicidad. Cada artista nos regaló una presentación única y memorable, si bien hubo algunas dificultades técnicas, estas fueron resueltas de la mejor manera posible. La organización, los espacios, la comida, los escenarios, los horarios… todos esos detalles hicieron que el festival se sintiera así de especial. Y por último, pero no menos importante, destacar la actitud de lxs asistentes, quienes en todo momento transmitían buena vibra y realmente hicieron de este espacio uno de unión y comunidad.
¡Nos vemos en la próxima edición!
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