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Entrevista con Caro Valenzuela


Caro Valenzuela es una artista proveniente de Hermosillo, Sonora. Con tan solo 16 años ya cuenta con un EP y con casi 100 mil reproducciones en “Mess”, su canción más popular en Spotify. Su gusto por la composición, tanto lírica como escrita, además de su suave voz, la ha llevado a colaborar con artistas como Daniel Quién y a compartir escenario con Bratty.


A un mes de lanzar Todoes: Triste (Nosiempre), su material debut, Vibras platicó con la joven artista sobre el comienzo de su carrera musical, además de la importancia de la salud mental en su vida y las influencias artísticas que la han impulsado a estructurar su proyecto en imagen y sonido.


La primera vez que Caro se presentó con ese nombre fue hace tres años. En septiembre, justamente, salió al escenario y cantó algunas melodías que ya eran de su autoría. Su pasión por la música siempre la ha acompañado. De hecho, la edad no la detuvo para formalizar su deseo por adentrarse en la industria.


Su padre es profesor de guitarra y su madre es psicóloga. Caro aprendió a tocar ese instrumento desde muy pequeña y, recientemente, ha practicado con el teclado. Este arte siempre ha rondado muy de cerca en su vida. El Picnic, nombre de un evento social en Hermosillo, fue el primer show de Valenzuela ante un público que era ajeno a sus seres queridos. Allí se dio a conocer ante los espectadores.


“El proyecto como tal se lanzó hasta el siguiente año [2018], ya con forma y estructura porque antes no la tenía”, aclaró la vocalista. Siente que a través del tiempo, su carrera se ha ido desglosando cual reloj de arena. Poco a poco y en el momento preciso.



Caro y Miguel Bayón se conocieron en un espectáculo. Intercambiaron contactos pero fue hasta después cuando él se encargó de producir su música. “Necesitaba fijar las ideas”, admitió ella. Luego de grabar Mess, su tema más conocido, fue cuando se consolidó Bayón como su productor.


A finales del 2019, Miguel trabajaría con el cantautor Daniel Quién, el cual necesitaba una voz femenina. Allí, Caro encontró un lugar para trabajar. “Estuvo muy raro porque yo creí que solo era una voz y, al final, salieron más”, dijo entre risas.


Mientras que con Bratty, la cantante de Sinaloa, interactuaba por redes sociales hasta que en uno de sus shows en Hermosillo, invitó justamente a Caro para que fuese su telonera. “No imaginaba compartir escenario con gente así. Nunca creí que iba a encajar con esa ola de artistas”, compartió con Vibras.


Aunque preparaba su disco antes de la pandemia, durante ella compuso un EP que no estaba en sus planes. Todoes: triste (nosiempre) lo escribió entre junio y julio. Un mes después, ya estaba disponible en diversas plataformas. Sin embargo, el trabajo que realizó es más grande que los 15 minutos de duración.


Debido a la contingencia no pudo salir a grabar al estudio, así que el estudio fue a ella. Caro relató que Miguel le prestó el material necesario para grabar y lo llevó a su casa. Ella, en su cuarto, improvisó un set para preparar su primer material. Con asesoría por videollamada, la cantautora conectó todo y terminó con un EP compuesto y producido con la asistencia de Miguel desde su casa.


“Muchas cosas las pude acomodar cuando las grabé. Me salió en ese momento. Fue algo que, aunque no estaba terminado, acabó en ese instante. En ‘Cajita de recuerdos #2’, como digo, no estaba lista y grabé tres versiones. En una de esas, la sentí tanto que ni me di cuenta de lo que había hecho y fue la que quedó. Fue muy curioso”.


Al final, ese álbum fue un trabajo en donde todo se sincronizó, conectó en el momento exacto y salió como Valenzuela quería. Asimismo, ella comentó que en él fue más sincera que nunca. Una especie de reflejo de lo que es y siente. El título, aunque podría ser confuso, es un hilo que se desenreda a través de cada canción.


Por otro lado, debido a la profesión de su madre, siempre ha hablado abiertamente sobre la salud mental. Es así que, dentro de la música, ha hallado un espacio para desenvolver parte de lo que ronda por sus pensamientos.


“Una de las necesidades [de hacer música] es para cuidar y mantener mi salud mental estable. Es un tema del que me gusta hablar y exponer. Es muy importante recalcar que hay que cuidar de ella, sobre todo ahora que tenemos más cosas a favor. En mi caso, me ayuda escribir y no solo canciones; al componer música, cuido mi manera de pensar. Saco lo que siento, contribuyo a cuidar lo que tengo por dentro. Conforme voy creciendo, me doy cuenta de eso”.


Las influencias de la originaria de Hermosillo van desde Selena Quintanilla, quien admiraba desde que era chiquita, hasta la filipino-británica Beabadoobee. Otra mujer que reconoce y valora es Amy Winehouse por su carrera y a quien considera un caso especial. También, en esa lista, se encuentra Billie Holiday y Lila Downs, esta última por cómo retoma a México dentro de su estilo. Por otro lado, Elliott Smith también la ha inspirado y, a quienes ha retomado en la cuarentena y ha agregado en una playlist que compartió con sus seguidores son The Velvet Underground, Cardigans, The Smashing Pumpkins, Broadcast, entre otros.


Si su música, que se presenta calmada, tranquila, cual luz en el amanecer acompañada de una guitarra, se tornara un color, este oscilaría entre un beige, un ivory y un gris. Caro personalmente siente que, al tocar un acorde en su instrumento, el que sea, este desprende una tonalidad en especial. En el aspecto psicológico, esto se conoce como sinestesia cromática y es cuando se asocia un color a una sensación física en especial y sucede con el tacto a menudo.


Su propuesta es así. Un conjunto de sensaciones que ella crea a partir de su guitarra y voz que, a nosotros, podría llegar como una especie de tonos claros entre cafés y grises. Asociados con la nostalgia y melancolía que sus letras llegan a emitir.



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