Entrevista con Elbow
En la canción titular de ‘Flying Dream 1’, el décimo álbum de la banda inglesa Elbow, el vocalista Guy Garvey recuerda sus sueños infantiles volando a través de su pueblo natal. “Durante la cuarentena pude mirar el mundo a través de los ojos de mi hijo”, relata Garvey. “He estado pensando mucho en eso.” Recordando desde la infancia hasta la primer pérdida de un ser querido, la banda atenuó sus instrumentos para acentuar la poesía de su vocalista y crear un álbum que nos brinda pequeños destellos de luz en las noches más oscuras, casi como una canción de cuna.
En su primer sencillo “The Seldom Seen Kid”, que comparte título con su aclamado cuarto álbum, Garvey lamenta que su mejor amigo haya fallecido antes de conocer a su esposa. “Estaba mirando fotos viejas y de repente me di cuenta de que si mi esposa hubiera conocido a Bryan, tal vez no sería mi esposa,” compartió sonriente en entrevista con Vibras. “Es importante para mí que todo el mundo sepa que aún lo extraño, porque sigue muerto.” El vocalista se asegura de mantener el ambiente ligero, pero expresa sus pensamientos con la misma claridad poética que está presente en la mayoría de sus letras.
Y en efecto, la verdadera fuerza de ‘Flying Dream 1’ yace en el mundo que crea con sus palabras, perdido entre sueños lúcidos, creyente en el amor por encima todo lo demás. “I’m part of everything again”, canta Garvey acompañado de un piano con tintes progresivos en “Six Words”, “Last wink of the sinking sun/means I get to see you later”.
Acaban de lanzar la edición del 20º aniversario de ‘Asleep in the Back’, ¿cómo lo recuerdas ahora?
G: Oh, estaba tan delgado… [ríe] Recuerdo que fue una gran emoción. A menudo te preguntan en las entrevistas si tienes algún consejo para tu yo más joven y si yo tuviera uno sería “disfrútalo un poco más”. Era muy, muy serio. Hasta cierto punto, tenías que hablar muy seriamente si querías que te hicieran caso.
Y también pasamos por algo como banda donde empezamos siendo basura, pero luego, lo que sucede con todas las bandas si están escribiendo su propio material, es que eres terrible, terrible, terrible, terrible, y no mejoras gradualmente. Empujas hasta el límite de tu capacidad una y otra y otra vez. Y de repente funciona. Y si puedes capturar eso, entonces tienes el primer álbum de Oasis.
Hay un documental increíble sobre Oasis, los ves en el estudio donde hicieron su primer álbum, la misma gente, el mismo equipo, los mismos arreglos, pero es una porquería. Y luego sucede algo, todos se presionan un poco más y sale la mezcla. Comienzan a responder a ese sonido y capturan la energía de personas que se esfuerzan hasta el límite. Creo que una vez que tienes habilidades técnicas y sabes cómo moverte por el estudio pierdes esa energía.
Entonces, cuando escucho nuestro primer álbum, me encanta toda la música que hemos hecho con un par de excepciones [ríe], pero cuando escucho el primero, puedo escuchar eso. Por un lado es enorme, como si estuviera hecho de acero y piedra, y por otro lado, se siente como si estuviera suspendido en telarañas, eso me encanta. Suena precario y lleno de energía.
Entonces, cuando comenzaron, ¿qué te hizo querer realmente esforzarte al máximo y darlo todo por la música?
G: Lo principal fue lo que la música nos hace, cómo respondemos todos a la música, desde el primer día hubo áreas en las que todos estuvimos de acuerdo, bastante típicas, ya sabes, a todos nos encanta Public Enemy. A todos nos encanta Queen, a todos nos encanta The Smashing Pumpkins, los últimos discos de Soundgarden, y luego, del otro lado de eso, lejos de las cosas típicas de la banda, realmente amamos las últimas cosas de Talk Talk.
Le presenté a los chicos algunas cosas progresivas. Algunas de ellas no funcionaron, pero lo que encontraron fue la composición y la libertad dentro del rock progresivo, todos estaban en eso. De hecho, en esa época el progresivo comenzó a regresar de una manera más elegante, cosas como las que Spiritualized y Radiohead hicieron a finales de los 90. Eso era progresivo, eso era experimental, tuvo sus raíces en Yes y en Génesis. Era más sofisticado y menos autoindulgente.
Al mismo tiempo, esto es un frente diferente porque soy el único letrista de la banda, pero todos son mis compositores favoritos, ya sabes, con Joni Mitchell en la cima de todo. Tom Waits, Leonard Cohen, Bruce Cockburn y Rufus Wainwright, eran lo que me alimentaba. Solo queríamos ser parte de eso.
Hablemos un poco sobre el nuevo álbum. Cuéntame sobre el proceso de grabación en el Brighton Theatre Royal. ¿Qué llevó a esa decisión? ¿Qué crees que aporta al disco?
G: Bueno, estoy aquí en Londres, la banda está a 300 kilómetros de distancia en Manchester, así que estábamos trabajando en casa. Estoy en Brixton, vivo a tres kilómetros de aquí. Tuvimos una situación familiar así que me ayudó mucho poder caminar al estudio desde mi casa. En cualquier momento libre, escuchaba los archivos que me enviaban los chicos. Primero hicimos las sesiones de elbow rooms y los videos de cuarentena con nuestras canciones suaves que se adaptan a ese tipo de tratamiento. Empezamos a hablar y pensamos, “¿por qué no hacemos un disco como este? Estas cosas parecen estar resonando en la gente, definitivamente es el estado de ánimo que queremos escuchar y tocar.”
No podíamos promocionar el disco con el que vinimos a México, esos fueron los últimos shows que hicimos. Decidimos enfocarnos en la música. Realmente no hablábamos porque todos somos diferentes. Todos tenemos vidas distintas así que siempre que podíamos sentarnos a trabajar, la tecnología lo hacía posible. Pero luego supimos que teníamos que juntarnos para terminarlo. Entonces, en lugar de ir a un estudio, sugerí que hiciéramos algo que solo podría suceder en estos tiempos. Sabes, no podíamos pagar la renta de un teatro durante dos semanas en circunstancias normales, pero estaban contentos con el dinero y contentos de haberle dado algo que hacer al personal.
En sus 200 años de historia, es la mayor cantidad de tiempo que ese teatro ha estado cerrado. La idea de convertir un teatro vacío con asientos vacíos en un estudio de grabación y presentar estas canciones a una audiencia invisible solo para hacer un documento de los tiempos, fue una experiencia realmente hermosa. Vernos fue maravilloso. Bebimos mucho vino, nos pusimos al corriente, caminamos mucho por la playa, bebimos más vino…fue grandioso.
¿Qué los hizo querer volver a los temas de su cuarto álbum?
G: El cuarto álbum lleva el nombre y está dedicado a nuestro amigo Bryan Glancy, cantante y compositor en Manchester, que falleció cuando tenía 42 años. Murió en 2007 y fue un shock, hemos perdido amigos desde entonces, pero ese fue el primero y era muy, muy cercano. Muchas de las canciones y los temas de ese disco están dedicados a Bryan y, de hecho, cuando ganó el premio Mercury le dimos el trofeo a su mamá. Ella lo tiene en su repisa.
Y literalmente, como dice la letra de la canción, estaba sentado escuchando una pieza que Craig había escrito con un instrumento de viento. Estaba lloviendo mientras cambiaba las flores, estaba mirando fotos viejas y me di cuenta de repente de que si mi esposa hubiera conocido a Bryan, tal vez no sería mi esposa. [ríe] Se habrían llevado muy bien, porque él era descarado y guapo de una manera desaliñada y genial, lo cual es totalmente su tipo. Y ella es elegante, es muy bien hablada, y muy fuerte, muy alocada.
Simplemente habría habido, como se describe en la canción, esta explosión, ellos 'girando en el caos del encanto' como yo lo digo. Y la idea de mi mejor amigo bailando con la mujer que amo, la idea de que se conocieran llenó mi corazón. La gente tenía que saber que es el mismo amigo del que estoy hablando en ‘The Seldom Seen Kid’ porque es importante para mí que todo el mundo sepa que aún lo extraño, porque sigue muerto. [ríe]
El primer amigo que pierdes abre la caja de dolor dentro de ti. Y cada vez que lloras por alguien más, abres la misma caja. Él siempre será el primero. Entonces es una forma de enviar esa señal de que está bien seguir llorando por la misma persona años y años después, todavía lo extraño. Y Dios mío, mi esposa lo hubiera amado.
¿Cómo describirías el resto de ‘Flying Dream 1’?
G: Más romance, más nostalgia… La canción titular trata sobre recordar mi primer sueño de volar cuando era niño. He estado pensando mucho en eso. Todos hemos tenido la oportunidad de pasar mucho tiempo con nuestros hijos que normalmente no obtendríamos debido a la pandemia. He podido mirar el mundo a través de los ojos de mi hijo. Entonces, he estado recordando mi infancia, hay dos o tres sobre eso.
Hay una canción que habla directamente sobre el sentimiento desconcertante del inicio de la cuarentena. Saqué toda la letra de “After the Eclipse” de un documental sobre personas que persiguen eclipses lunares en todo el mundo. Pensé que era una metáfora muy detallada del tipo de locura que todos sentían.
Todo es bastante gentil, todo está en el mismo tono. No tiene el drama habitual de un disco de Elbow. Es un solo estado de ánimo muy deliberadamente.
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