Entrevista con Camera Obscura
Desde su formación en 1996, el grupo liderado por Tracyanne Campbell se ha elevado entre lo más alto del soft sound escocés. Esto a raíz de su madurez artística al momento de hablar de la complejidad de las relaciones humanas, la sensación de escapismo folk y un twee pop a la Belle and Sebastian imposible de evadir sensiblemente.
El fallecimiento de la tecladista, Carey Lander, significó un alto en seco para el proyecto de Glasgow, retirándose de escenarios desde 2015 y hasta 2018. Año en el que una presentación a bordo de un crucero, la adición de Donna Maciocia y la calidez de sus fanáticos a nivel internacional, trajeron a los escoceses de regreso.
La nueva etapa para Camera Obscura llegaría a su punto máximo en mayo de este año, donde el lanzamiento de un quinto LP resonaba junto al triplete de fechas sold out en tierras nacionales. Con todo esto en mente, nos sentamos a platicar con Campbell y Maciocia sobre los cambios en la industria a lo largo de su trayectoria, los sonidos al interior de ‘Look to the East, Look to the West’ (2024) y la redefinición de su identidad artística.
Cuando venía hacia acá pensaba en el estado del tiempo de los últimos días en la ciudad. Escuchar su música, entre calles familiares y nubladas, se siente extrañamente reconfortante. Me hace pensar en el contexto en el que insertamos continuamente a lo musical. ¿Cómo describirían el estado anímico y colectivo en el que insertan la música de Camera Obscura? Y ¿Qué lugar encuentra ‘Look to the East, Look to the West’ en él?
TC: Es una gran pregunta…
DM: Como artista, realmente no miras tan lejos. Cuando estamos en el estudio, grabando nuevas canciones, no pensamos en el impacto que podrían tener o a dónde llegarán. Simplemente lo hacemos, es más una necesidad.
TC: No pienso mucho en esas cosas. Quizá he sido un poco más consciente últimamente de lo que podríamos significar para algunas personas, antes no lo tenía tan presente. Sé que tenemos cierto perfil y podemos viajar a diferentes países con la seguridad de encontrar a nuestro público, simplemente no le doy demasiada importancia. Sin embargo, reconozco algo de esa reflexión poco ejercida al interior de las canciones. ‘Let's Get Out of This Country’ (2006) es un gran agradecimiento a las personas para quienes significamos algo.
DM: Es aún más claro cuando piensas en la ausencia de la banda durante esos años. Volver a esto, a hacer música y tocar para todas estas personas, es abrumador en el mejor de los sentidos. Recuerdo este fin de semana de conciertos cuando recién me uní a la banda. Veía a todas las personas que habían viajado desde diferentes lugares del globo sólo para vernos. Fue realmente emotivo.
TC: Cuando te tomas un tiempo no tienes idea de si seguirás siendo relevante al momento de volver, sobre todo en el mundo de la música pop. El hecho de que estemos aquí, habiendo hecho un nuevo disco y que nos esté yendo bien, significa que aún importamos.
Sobre esta serie de reflexiones después de su regreso y pensando en ello de una manera más política, ¿cómo dirían que ha cambiado este mundo pop desde que iniciaron su carrera, a mediados de los años 90, hasta este punto en su trayectoria? ¿Hacia qué dirección se ha orientado la percepción de la industria musical sobre las artistas?
TC: Cuando tienes cincuenta años, estás pasando por la menopausia, has tenido un hijo y has pasado los últimos diez años principalmente cuidando de tu hijo y no trabajando en tu carrera, no puedes evitar pensar en el cómo se es mujer dentro de todo esto. Simplemente no puedes, no es algo que puedas pasar por alto. Creo que soy bastante política en privado. Todos tenemos nuestras propias creencias, pero no soy de las que suben a un púlpito y comparten con el mundo cuáles son las mías. Pienso que simplemente soy una persona que escribe canciones, pero resulta que soy una mujer menopáusica que escribe su vida, sus pensamientos y sus experiencias. Personalmente, no he tenido una experiencia terrible y sexista en el negocio de la música. Me ha ido bastante bien en ese sentido y tengo la suerte de trabajar con personas que me han tratado con respeto desde el inicio. Podrían decir, ¿por qué no empezaste una banda con cinco mujeres? Bueno, probablemente porque no había cinco mujeres disponibles en el momento y tuve la oportunidad de hacer lo que quería hacer. No pensaba mucho en eso en aquel entonces. Lo obvio era que, si te unías a una banda, serían hombres quienes responderían el teléfono diciendo que estaban disponibles. No sé porqué es así, pero espero que eso esté cambiando. Hay muchas jóvenes en Glasgow, y en el resto del mundo, haciendo música increíble. No estoy segura de qué están experimentando, si sienten que es una plataforma sexista o no.
DM: Desde mi experiencia, siento que en definitiva he enfrentado los desafíos de ser mujer en la industria musical. Al mismo tiempo, siento que ha habido muchos cambios positivos desde que era adolescente. Me es difícil recordar la cantidad de veces que llegaba a una prueba de sonido o a una tienda de música, con mis compañeros varones, y ni siquiera me miraban a los ojos. O cuando entraba a comprar un nuevo sintetizador, le hacía alguna pregunta al personal y le respondían a mis amigos.
TC: Creo que se habla mucho sobre ser mujer en la industria musical, pero no es solo en la música, sino en la vida. La dinámica de ser mujer, con un marido y un hijo, se presenta de cierta manera ante el mundo y automáticamente asumen que el hombre sabe hacerlo todo. He tenido trabajadores en mi casa que no quieren hablar conmigo, sólo con mi esposo. Este es uno de los temas que trato en mis canciones; el que las mujeres tengan que enfrentarse a cosas que los hombres no tienen que hacer o a actitudes con las que tienen que lidiar.
DM: Luego nos encontramos trabajando juntas, pensando en todo eso, a punto de cumplir cincuenta y hay muchas otras voces que cobran relevancia. Al final se trata de ¿quiénes somos ahora? Creo que hemos progresado, hay muchas más mujeres y personas no binarias haciendo música. Me alegra pensar en cuando daba clases en Glasgow; era un salón lleno de jóvenes, con personas de todos los orígenes. Ojalá hubiera tenido eso cuando era joven.
TC: En 1993, cuando estaba en la universidad tomando un curso de audio, yo era la única mujer en la clase.
DM: Es muy diferente en estos días y eso es muy esperanzador, pero todavía hay mucho trabajo por hacer.
Pensando en la serie de cambios de los últimos años, supongo que uno de los más relevantes para la banda fue la adición de Donna como integrante. ¿Cómo describirías su influencia dentro del proyecto y su repercusión sobre el LP?
TC: Creo que como banda simplemente fuimos surgiendo ¿sabes? Empecé a escribir canciones cuando tenía veintitantos años y no tenía idea de lo que estaba haciendo. No tenía talento o conocimientos técnicos, simplemente quería estar en una banda. Así que simplemente le pregunté a ese tipo si quería formar una. Donna viene de un trasfondo diferente, uno donde es músico profesional y está acostumbrada a hacerlo todo de esa forma. Cuando llegó a tocar el teclado para la banda, no fue solo un "¿Podrías tocar exactamente lo que te digo?", sino que ella trajo su propia sensibilidad y experiencia. Eso nos hizo mucho más vastos, amplió drásticamente nuestro alcance y recursos. Musicalmente y personalmente, hemos crecido gracias a su experiencia. Su incorporación cambió la dinámica que teníamos, hizo que todos nos sintiéramos más. Todos estos cambios, la muerte de Carey, las nuevas ideas, permitieron que este disco sea lo que es.
DM: Recuerdo haberme sorprendido por toda la libertad que me dieron al llegar. Pensé que sería una músico de sesión más. Ellos llevan mucho tiempo haciendo esto, imaginé que sólo me querían para llenar ciertos espacios. Aprecio enormemente la soltura creativa que me permitieron, al inicio estaba algo dudosa, pero fue Jari Haapalainen, el productor, quien terminó de empujarme en esa dirección.
TC: Hace diez años no habríamos podido hacer eso. Pero las cosas cambian, la gente escucha y, personalmente, me siento mucho más cómoda estos días no siendo la persona que decide todo. Soy buena en algunas cosas y no tan buena en otras, a medida que envejeces simplemente te relajas y eres capaz de ver que algunas personas pueden aportar algo que tú no. Escapa de ti. Hicimos click con Donna desde el principio, una especie de confianza instantánea al sentir que sabía lo que hacía. Ella tuvo libertad artística porque se lo merecía, podía manejarlo y era la persona adecuada para nosotros.
Pensando en el nuevo rostro de la banda, ¿cómo se sienten de traer todos estos nuevos sonidos a Ciudad de México?
TC: ¡Es genial! Hemos tenido grandes momentos en México en el pasado y regresar aquí, quince años después y vender tres conciertos es asombroso, un poco surreal. Anunciamos el primer show y pensamos: “Wow, realmente les gustamos, ¿deberíamos agregar otra noche? Sold out. Oh dios, realmente les gustamos”. Estamos realmente entusiasmadas, aunque no puedo asimilarlo del todo.
DM: He oído mucho sobre lo maravilloso que es tocar en México y casi no puedo creer que finalmente haya sucedido.
Antes de todo esto, de volver a escenarios y lanzar un sexto LP, ¿pensaron que llegarían hasta este punto? ¿Piensan mantener este ritmo dentro y fuera de lo artístico?
TC: Bueno, creo que esa es siempre la gran pregunta: ¿Cómo podemos seguir haciendo música? Eso fue lo que pensé cuando empezamos a hacer las canciones. Concluí que lo único que realmente necesito es hacer mi mejor esfuerzo por vivir el momento. Ahora estamos en Ciudad de México y daremos lo mejor de nosotros esta noche y las que sigan. Después, creo que sólo debemos recordarnos que, si queremos hacerlo, podemos hacerlo.
Ha sido genial poder platicar con ustedes, ¿hay algo más que les gustaría añadir para Vibras?
TC: Sólo que estamos encantadas de estar aquí, nos sentimos muy agradecidas. Vamos a pasar un tiempo maravilloso y a comer tanta comida como podamos.
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