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Entrevista con Black Honey

Música afilada, lírica aún más.

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Tras coincidir durante la universidad, Izzy Baxter Phillips y Chris Ostler comenzaron a componer juntos entre el sonido ultra saturado de sus guitarras y los paisajes costeros de Brighton, Inglaterra. Elementos que les catapultaron hacia una primera alineación bajo el nombre de Whats Your Vice? Después de una serie de bajistas, presentaciones locales, sencillos ocasionales y el lanzamiento de un EP en 2012 (esta vez como Kill Moon), el cuarteto encontraba la estabilidad necesaria para posicionarse en el ajetreado circuito inglés. Ahora en compañía de Tommy Taylor en las bajas frecuencias, Tom Dewhurst en la batería y un nuevo nombre en sintonía con su estilo indie hard garage; Black Honey.

Entrado 2014 la agrupación comenzaba una prolífica carrera discográfica entre singles y tres materiales de corta duración, esto hasta la llegada de un LP homónimo vía Foxfive Records a finales de 2018. El material les colocó como uno de los puntos a seguir dentro de la creciente oleada británica, llevándoles a escenarios de corte internacional, festivales y, tras la llegada de Alex Woodward como nuevo baterista en 2019, a la publicación de ‘Written & Directed’ (2021).

Después del lanzamiento de ‘A Fistful Of Peaches’ (2023) como tercer material de estudio, nos dimos a la tarea de conversar con la frontwoman sobre el sustrato ideológico del material, los retos post pandemia, comentarios sobre el panorama social actual y esta nueva etapa para la agrupación.

¿Cómo percibes el disco tras estos meses desde su llegada al oído público?

IBP: Justo ahora se siente no tan nuevo. Es algo que hemos estado guardando por un largo tiempo, el que por fin este en las manos de alguien más es genial.

¿Cómo fue vivir un proceso creativo tan dilatado debido, en parte, a la pandemia?

IBP: Escribí buena parte de él hace como dos años. Pensar en todo ello se siente como voltear a ver una vieja versión de mí o algo parecido. Me emociona más la idea de descubrir dónde estoy justo ahora, qué tan diferente se siente todo, qué tanto he cambiado. Creo que el proceso comprende desde que empezamos a concebir el disco hasta este punto, donde puedo ponerlo en la repisa y sentir que algo acabó. Sobre esta Izzy de hace dos años, ¿cómo la describirías? ¿Qué ha cambiado en ella?

IBP: Definitivamente más triste, me desgarraba tratando de procesar todo. Pienso en si aún seguiría atascada en ese espacio mental sombrío y deprimente de no ser por este LP. No digo que todo sea asombroso ahora, pero he avanzado mucho desde entonces. La terapia y el abrirnos a ese lado más emocional puede hacer la vida mucho más ligera.


Esta perspectiva de apertura emocional hace mucho sentido al atravesar el tracklist de ‘A Fistful Of Peaches’. Todo se siente vulnerable, casi frágil. Contrasta mucho con cada uno de los riffs reventados en distorsión.

IBP: Desde mi perspectiva, mucho del rock en épocas pasadas giraba en torno a personas con una percepción inflada y egocéntrica de lo que sea que estuvieran sintiendo. Siempre al borde de balancear sus penes uno frente a otro ¿sabes a lo que me refiero? Como “Oh, el hombre está triste, pero sigue bebiendo whiskey y siendo absurdamente varonil”. Me inspira la introspección, me inspira tomar ese gran cúmulo de macho vibes y hacerlo mucho más íntimo, crítico de sí mismo. Tratar de encontrarle un espacio desde el que me hable a mí. Las mujeres se encuentran tan poco representadas en los espacios creativos que es necesario recalcar lo jodidamente queer y neurodivergente que puede ser el rock, la intención es reescribir estas verdades para el futuro.

Bajo esta línea de pensamiento ¿cuáles son los retos y puntos de esfuerzo en los que debemos enfocarnos para lograr un futuro más nutrido? ¿Cómo vives tú este conflicto personal y artísticamente?

IBP: Me gusta pensar que el futuro está en la diversidad, hay muchas personas apuntando hacia eso justo ahora, en buena parte porque la perspectiva blanca y masculina se encuentra sobresaturada. A todo el mundo le aburre. Necesitamos variedad en todo sentido posible, explorar en nuestra cultura, en la música, debemos educarnos en temas raciales y políticos. Yo misma como mujer debo trabajar para entender políticas de interseccionalidad, considerar otras perspectivas. Tengo esta broma con mis amigos donde básicamente soy la Donald Trump mujer del grupo [ríe]. Vengo del sur de Londres, que es la parte más acaudalada de la ciudad; tuve una educación de clase media; quizá no ahora pero, tradicionalmente, encajo en el arquetipo del privilegio estético establecido por el patriarcado. Soy consciente de estos privilegios y trato de hacer lo propio. Siempre he sido tratada igual por el resto de mis compañeros pero, bueno, mi cabeza roza con el techo de cristal [ríe].

En su tiempo dentro de la industria musical y ahora con los procesos tras el nuevo disco, ¿dirías que se ha avanzado en materia social? ¿Cómo lo han vivido como banda?

IBP: Bueno, ahora que las personas comprenden la importancia de bookear equitativamente hemos sido invitados a más festivales, la gente busca más mujeres en general tratando conscientemente de ser más diversos, hay más personas en shows buscando ver proyectos de mujeres, veo progreso en mi mundo. Siento que se intenta redefinir cuando algo es realmente bueno, cuando antes solo se trataba de quién lo estaba haciendo.

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Portada: ‘A Fistful Of Peaches’ de Black Honey

Por un lado me reconforta escuchar anécdotas de este estilo, pero no puedo evitar mantenerme escéptico. Sí, ahora tenemos plataformas de streaming comisionando artistas independientes para su campaña de equidad, pero modificando la propuesta por no ser suficientemente “femenina”.

IBP: Tengo este debate todo el tiempo con mis amigos. En Brighton tenemos el desfile LGBT+ más grande de toda Inglaterra, un Glastonbury gay. Fue muy extraño porque, en una edición, todos los grandes bancos tenían sus propias flotas en el desfile. Y ¿qué mierda estaba pasando? ¿En qué momento estas mega corporaciones comenzaron a respirar y ser tan humanas? Todo era un “Vayamos al frente del desfile porque es divertido y capitalizable”. Cuando pienso en ello no veo más que un gesto performático de monstruos monetarios, lo cual es una mierda, por otro lado me hace sentir que se está avanzando por el camino correcto. Sí, ahora se tiene toda esta atención industrial buscando sacar provecho, pero no quiero volver a hace unos años donde grupos psicóticos de cristianos agredían a las personas solo por expresarse. Teniendo que escoger el menor de los males la corporatividad gana, porque así puedes esparcir el mensaje, infiltrar la cultura. No podemos guardar algo que queremos para todxs en un nicho, tiene que ser absorbido por las masas. Desafortunadamente estas grandes industrias juegan un gran papel al momento de normalizarlo para, no sé, alguna persona gay que necesita ver una bandera LGBT+ en algún lugar. Ningún proceso está exento de estos glitches sobre los que debe argumentarse, por eso debemos manejarnos suavemente, ser gentiles. Creo que podemos lograrlo, a pesar de los dos pasos al frente y uno atrás que deben darse. Quizá algunos al lado, una pequeña pirueta [ríe]...

Supongo que es en este punto donde entra la música como herramienta social ¿cierto?

IBP: Sí, creo que la música es una de las maneras más poderosas para hacerlo. Estamos en un gran momento para la música, el pop está en su punto más intelectual de los últimos veinte años. A los dieciséis pensaba en Britney Spears como la más grande estrella pop, quien posiblemente era víctima de explotación sexual por distintos billonarios, obligada a usar minifalda y arrojada al público como una muñeca. Ahora podemos hablar de una depresiva Billie Eilish, haciendo comentarios realmente afilados sobre la realidad en la que vivimos, llena de diagnósticos intelectuales sobre todo lo que le rodea y vestida como un mal rapero sin posibilidad de objetivizarle. Me emociona que existan alternativas así.

Es genial que la existencia de figuras como estas acerque a su público temas antes relegados por el mainstream. El traer las ideas a la superficie es necesario para que existe un cambio ideológico genuino.

IBP: ¡Sí! Hay personas que escuchan nuestra música con puntos de vista irracionalmente conservadores. Me hace sentir incómoda, pero sé que hay una razón por la que lo hacen, quizá buscan ese choque de perspectivas. Debemos dejar de separar todo en blanco y negro, dejar de gritar y cancelarnos unos a otros. Hay que ser indulgentes y empáticos para poder abrir la conversación; la música es fantástica para eso. Pienso en artistas como IDLES, en cómo las ideas dentro de su discografía han cambiado la forma en que los hombres lidian con la masculinidad tóxica, en cómo han logrado deconstruir esta virilidad en nuevas e interesantes maneras. Es genial.


Pienso a Black Honey como un puente musical entre expresiones desfasadas. Tienes todo este hard sound amarrado al clásico bajo-guitarra-batería sin dejar de lado la mordida en cada una de sus líneas. El álbum es muestra de ello, ¿era esta la intención?

IBP: Diría que, inconscientemente, siempre fue la meta. Llegar a quienes resuenan con la música intensa, pero comentando sobre la modernidad que nos rodea.

Sobre esta modernidad que les rodea, ¿cuáles son sus planes para el futuro cercano? tanto para el disco como en lo personal.

IBP: Creo que nos queda mucho por hacer. Tenemos en mente un montón de festivales, así que vamos a intentar mantenernos enfocados. Al mismo tiempo trataremos de recuperarnos, seguimos con los estragos del último mes de gira. Hacia finales de año acompañaremos a Greta Van Fleet en su tour de arenas, siempre es lindo tener estos gigantescos shows. También me gustaría escribir un poco, me había tomado un tiempo para descansar, ya sabes, tomar un respiro siempre es necesario para sentirnos bien, sanos, productivos. O ahora lo pienso así, supongo que he progresado en cierto sentido.

Para cerrar esta gran entrevista, me encantaría saber ¿cómo te sientes dentro de esta nueva etapa? ¿Cuáles son los altibajos sobre los que se desarrollará Black Honey?

IBP: Me emociona bastante. No sé si sea la primavera o algo así, pero se siente mucho más optimista. Atravesamos todo el proceso del disco, dejamos atrás estos últimos dos años de encierro, tomamos conciencia de dónde estamos justo ahora. Iré mañana al estudio a componer, pero muy relajadamente. No siento la necesidad de arrancarme otro álbum, solo quiero terminar esta canción que dejamos en pausa justo antes del último tour. Me impulsa la idea de descubrir cómo terminará sonando. Todo lo que venga a partir de ahora será diferente, debe sentirse diferente. Yo soy distinta, es lo que lo hace interesante y divertido, al mismo tiempo me hace sentir nerviosa, el cambio es intimidante, pero siempre ofrece una oportunidad.

Ha sido genial poder conversar contigo Izzy, ¿algo más que quieras agregar para Vibras?

IBP: Gracias masivas por darnos el espacio y, sí, hacer algunas fechas pronto. Tocar en México sería el sueño.


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