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Entrevista con Antibalas


La música de Antibalas no solo nos trae una propuesta melódica cargada de afrobeats, sino que desde la década de 1990 se ha convertido en una bandera ideológica que abraza diversas corrientes sociales, manifiestos, sensaciones y poesías para abogar por la colectividad y la fraternidad.


Partiendo de estas bases, la propuesta de esta banda no se reduce únicamente a lo sonoro ni busca crear con ritmos afros, tropicales y latinos una diferencia, sino que parte de esta diversidad como fundamento para transformar un mundo gris, uniforme y obsoleto en uno saturado de color. En él, la diversidad se fomenta como una forma de alcanzar la creatividad, ya que de ella nace la bendita subjetividad en la que todos somos uno, pero sin perder la esencia de nuestro ser individual.


Para convocar a quienes hacen de la unión su fuerza y de la transformación la única norma de la vida, Antibalas trae música nueva que será presentada por primera vez en vivo, sin un adelanto previo en plataformas digitales ni un preestreno, ya que lo que escucharemos en la Ciudad de México saldrá de la mente de estos músicos directamente al escenario.


Con motivo de este encuentro en el Foro Indie Rocks! el próximo 26 de agosto, en Vibras contamos con la oportunidad de charlar con Martín Perna en una breve entrevista donde conocimos más sobre los inicios de este proyecto y los pasos dados desde su lejano pasado hasta este presente.


El concierto que darán en la Ciudad de México está a la vuelta de la esquina. ¿Les provoca emoción regresar a los escenarios después de pasar dos años sin poder hacerlo?

MP: Estamos muy emocionados por ese concierto, pero debo admitir que no ha sido bueno lo que vivimos desde que la pandemia comenzó. Antes de la pandemia tuvimos más de cien conciertos y cuando los contagios comenzaron, todo se detuvo.


Recuerdo el período de incertidumbre en el que nadie sabía lo que iba a pasar, y además deben saber que en el grupo hubo cambios… Aprovechamos el silencio que nos dejó la pandemia para crear dos discos, y después pasamos cinco meses estrenando estos temas. Lo hicimos en México, Estados Unidos, Europa y Canadá… Ahora todo está planeado para finales de este año, así que tenemos pensado ir al estudio todos y grabar de uno a dos discos, quizá un poco más.



¿Su visita a este país y el formato de show que darán los ha llevado a crear alguna expectativa o prefieren mantenerse con un perfil bajo? Es decir, cómo se sienten más cómodos al momento de preparar un show y qué nos podrías decir de lo que Antibalas tiene preparado para 2022…

MP: Quienes asistan al concierto van a escuchar cosas y canciones que son prácticamente nuevas y no existen ni en Spotify ni en ningún otro tipo de plataformas.

Decidimos hacer esto para que también fuera parte del desarrollo comunal de aquellas canciones que apenas comenzamos a crear, porque al no existir en un disco, creemos que con una primera interacción pura con la gente, nos permitirán ver de una forma más natural la forma en que nuestros escuchas responden a nuestra música.


Es decir, al no estar grabadas del todo, quizá la participación de la gente en México afectará su resultado final, la respuesta que la gente tenga en vivo se quedará con estos temas y al momento de pasarlas a una grabación atemporal, nos dará un efecto distinto a que si lo hiciéramos sin la participación del público.


Lo que suceda en el Foro Indie Rocks! puede cambiar todo el sentido del disco. Podemos estar en el estudio y decir “¿recuerdas lo que sucedió en México?” y con eso cambiar para siempre el destino original que teníamos en nuestra imaginación para una canción… Para mí eso es lo bonito de tocar música inédita porque hay expectativas diferentes en el sentido en el que no se van a tocar éxitos o cosas conocidas, sino será como conocernos por primera vez.


“Creemos en la banda y sus posibilidades, no en lo que hemos logrado hace 10 o 15 años… Nos gusta apostar más a la música que estamos por crear que a lo tradicional.”

Si recordamos cómo era la vida al inicio de la segunda década del milenio, nos encontramos con una pandemia que nos puso en pausa y marcó un hecho importante en la historia contemporánea tanto del mundo como de la humanidad. Con este contexto, ¿qué es lo que más disfrutas de tocar en vivo?

MP: Lo que más me gusta de tocar en vivo, al menos considerando nuestra clase de música, es que existe un intercambio de energía que fluye entre el escenario y el público pero no para y se convierte en un loop irrepetible… Es decir, no es una interacción que sea monótona en cada presentación ni mucho menos que se repita cuando estamos nosotros en el estudio, sino que en cada concierto hay una particularidad que lo hace especial.


Para mí tocar en vivo es una medicina, no quiero ponerlo a un nivel de intimidad pero creo que es algo tan íntimo como hacer el amor o tener un encuentro sexual con alguien que amas porque logras una intimidad única, pero sumamente estimulante y energética.


Después de pasar casi 19 meses sin tocar en vivo, estamos muy emocionados y cachondos por este momento de intimidad [ríe]. Dar un concierto es una energía distinta a cualquier otro tipo de encuentro musical, porque son dos fuerzas o dos energías intercambiándose entre ellas y fusionándose para crear algo nuevo.


Musicalmente hablando, creo que los músicos y la gente que trabaja en los foros, quienes nos visitan, todos y todas, nos seguimos arriesgando mucho con la covid y otras cosas que suceden en el mundo, así es que dar un concierto o tocar en vivo, también es una forma de disfrutar y celebrar la vida.


“Un concierto es algo que suele ser muy especial, no es algo de una sola noche…”


Ya que hablamos de lo particular, me gustaría señalar que la música de Antibalas tiene algo en especial y eso es la influencia sonora y melodiosa que toma bases de lo afro… ¿Es complicado llevar estas propuestas a otras ciudades?, ¿qué lugares o partes del mundo les gustaría visitar con esta nueva faceta?

MP: ¡Uy, bueno!, creo que nosotros no tenemos una gran preferencia por lugares en específico sino que estamos felices de llevar nuestra música a donde haya oídos abiertos que gusten y estén deseosos de recibirla, sin embargo, si tuviera que escoger algún destino en particular, me gustaría mucho llevar esta parte del proyecto a Sudamérica.


Ya hemos tocado en Brasil, Ecuador, Colombia, y otros países, pero como somos un grupo tan grande, a veces lo único que pueden ofrecernos son los boletos de avión a Nueva York y de ahí nos toca a nosotros seguir, entonces esperamos que podamos superar los obstáculos económicos y bajar a esa parte del continente o llegar a Santiago de Chile, por ejemplo.


¿Y por qué a esta ciudad?

MP: Porque creo que están pasando unos cambios políticos muy positivos allí y que eso haría mucho bien a la música de Antibalas


… Lo que está pasando allá, con ustedes y con otros países como Colombia, o el hecho de ver, analizar la constitución y reescribir lo que se necesite cambiar para incluir en ese proceso la participación de todos en la mesa como a las mujeres, la gente trans, la gente indígena, y todos quienes aún no aparecen en la Constitución, me hace pensar que los cambios en América Latina son fundamentales para el resto del mundo…


“...Tenemos nuevas perspectivas, necesitamos nuevas constituciones, trabajar en equipo y después ver lo que sucede.”

La gente en Chile, mis conocidos, artistas, personas en general, están haciendo música interesante y atractiva con el afrobeat a la par que hacen denuncia social, así es que creo que es algo que en Antibalas siempre nos hemos propuesto; la música con conciencia.


“La música nos ofrece cosas increíbles y maravillosas, como el viajar, conocer nuevos talentos, vivir cosas mágicas, pero también tenemos que reformar o cambiar la forma en que viajamos, en que consumimos música, en la que llegamos a otras partes del mundo…”

…porque, por ejemplo en términos medioambientales, salir de gira tiene la parte oscura que es la generación de carbono, la contaminación sonora, física, atmosférica, etcétera… Por el otro está lo económico, lo social y la gente que no puede llegar a los shows, entonces, no lo sé, creo que me estoy desviando de la pregunta, pero sí tuviera que elegir una ciudad en la que tocar sería Chile y ya [ríe], creo que dejaré hasta aquí mi respuesta…



Algo muy importante en la música de Antibalas es justamente esta fusión entre lo social, lo político, lo musical y lo artístico… ¿Qué obstáculos han enfrentado a lo largo de su carrera al presentar esta propuesta desde un país como Estados Unidos al resto del mundo?

MP: Creo que los mensajes, nuestros mensajes sociales, resuenan más profundamente fuera de Estados Unidos que dentro del país porque la democracia que tenemos en Estados Unidos es bastante grande como para poder sofocar la música con mensajes así fuertes, pero también nos lleva a encontrar incongruencias importantes y eso, aunque no es un obstáculo para nosotros, sí nos lleva a pensar qué es lo que está pasando en el resto del mundo y cómo podemos contribuir a mejorarlo…


Es decir, yo creo que aquí el nivel de fraude y control, así como el de la democracia en sí misma es tan grande, contrastante y fuerte que no hay forma de prohibir nada sin que tenga una resonancia internacional como sucede en otros países donde la corrupción, o por ejemplo el control de los capos y cuerpos de violencia, hacen que la música con mensajes explícitos sea algo peligroso… Riesgoso para los escuchas, pero para los artistas algo peligroso.


“Hacer música con mensajes sociales tan fuertes es un gran desafío, porque acá, en Estados Unidos, nos hace falta pensar en cómo vamos a unificarlo todo, pero desde la raíz…”

… y entonces nos encontramos con algo como lo que sucedió con Trump, por ejemplo, que hace que aunque antes hayamos tenido todo un ejercicio democrático como un presidente como Obama, al ver que alguien como Trump tiene tal presencia entre la población, nos pone sí o sí en estado de alarma.


La gente que votó por él (Trump) tiene una ideología clara y también tiene un sentido o un razonamiento que la hacen a la vez vulnerable, pero un tema importante, porque ese fenómeno de luchar por una democracia, pero recaer en racismos y ese tipo de cosas se repite en muchos otros aspectos como la vida diaria.


“La música no es solo para hablar de sentimientos, sino que puede hacerlo con cosas como desastres naturales, el cambio climático o qué sé yo.”

“¿Que si es posible cambiar al mundo con la música? Es posible, hay algunas letras que nos pueden unir, melodías que pueden unirnos entorno a un sentimiento, ideología o emoción, así es que lo que hemos escrito por casi 25 años en el fondo siempre se ha enfocado más en lo que se tiene que decir que en lo que nos puede detener u obstaculizar, sin embargo creo que ahora, a nivel social, estamos en un retraso…”

…En Antibalas, no lo sé, no vamos a dejar de componer música con esta potencia, ni a dejar de lado nuestras creencias, pero a veces me pregunto qué están escuchando las demás personas o qué pasa por la mente de quienes, por citar una banda, escuchan a alguien como Bob Marley, pero son racistas, machistas, o violentos… Es decir, hay gente y músicos que siguen sin llevar lo que oyen a la práctica y para mí eso no tiene sentido. ¿Estarán oyendo la música o solamente dejándose llevar por lo que sienten, el estilo o una tendencia?, ¿cómo están procesando lo que los artistas estamos diciendo y por qué en definitiva su forma de actuar es contraria a lo que están escuchando o predicando o sintiendo? No lo sé, son inquietudes dentro de la banda y eso me lleva a pensar que, a veces, volver a lo básico nos hace comprender mejor todo porque al empezar con un ritmo, una melodía y un público, nos hace volver a comprender, a nivel artístico, el por qué hacemos lo que hacemos.


No es como repetir los aprendizajes o tirarlo todo por la borda e iniciar de cero, sino que nos lleva a reaprender constantemente cómo convivir.


Otra gran muestra de lo que hicimos, logramos, pero ya no es funcional, creo que la tenemos con la pandemia. No podemos regresar al mundo que teníamos antes de la crisis sanitaria, era un mundo feo, malo, cruel, así es que ahora estamos en proceso de crear uno nuevo, ¿no?, un mundo nuevo junto contigo, conmigo y con todos porque quienes somos conscientes no vamos a volver a lo que existía, no es posible, pero tampoco por ello tenemos que reducir nuestra molestia a aceptar de mala gana el futuro que se nos está presentando y es poco alentador…



A través de los años, Antibalas ha ido pasando de generación en generación musicalmente hablando y esto es importante porque son una banda que está en activo desde los noventa y sigue creando música, así como sumándose a otras protestas… ¿Cómo han sabido por qué camino seguir o cuáles elegirías como los momentos cruciales para el presente de la banda?

MP: Creo que para nosotros lo más difícil es identificar a nuestros oyentes, porque no hay un típico-fan-de-Antibalas o un fan que siga un estereotipo social ni estético, entonces como jamás hemos tenido una idea concreta de quiénes son nuestros escuchas, cómo lucen o qué se espera de lo que hagamos, a veces es complicado saber por dónde seguir, pero también es gratificante porque nos da mucha libertad.


En lo personal, me sorprende que nuestra música trascienda las generaciones y eso es muy bueno porque no quisiera cambiar para nada lo que hacemos a cambio de algo “más contemporáneo”...


Es decir, no nos van a escuchar haciendo un remix o recurriendo a autotune para sonar diferente o más en onda, creo que Miles Davis, en los setenta, dijo que esta música era música del futuro y nosotros creemos en eso, así es que seguiremos haciendo lo que amamos sin importar si resulta popular o no. Ahora, musicalmente hablando, es cierto que hay ciertos géneros de música que nacieron en la década de los cincuenta o en la de los sesenta u ochenta, pero siguen gustando y provocando a la audiencia, entonces yo quiero que Antibalas sea y se mantenga así.


Para mí, la banda crecerá con lo que una o dos generaciones logren a nivel social. Cuando la gente avance y cuando las condiciones sociales sean otras, estaremos allí haciendo música. No tengo expectativas, así que cuando alguien nuevo nos escucha es igual de bonito que cuando lo hace alguien que ha estado a nuestro lado desde el inicio porque seguimos avanzando juntos. Yo sé que seguiré creando con lo que me dicte el corazón porque soñé con este grupo cuando tenía 22 años y de esta forma sigo con Antibalas, pero ahora con 47 años y eso me demuestra que todo esto ha sido una aventura bastante emocionante y larga… [ríe] no sé qué más decir…


“...Antibalas es parte del esfuerzo colectivo. Al inicio de la pandemia mi esposa y yo tuvimos una hija y entonces he pasado los últimos dos años dedicado a su desarrollo porque no tenemos otra ayuda más que nosotros dos, y siento que Antibalas es así porque concentra en torno suyo a un grupo de personas que hace un esfuerzo por mantener en claro esa visión del bienestar...”

Para mí, como fundador del proyecto, siento que tener esa noción en claro es algo fundamental, pero cuando los demás logran tener esa preocupación por tu proyecto, y comprometerse a tal punto que el bienestar colectivo es la única prioridad, nos demuestra que entre nuestras manos tenemos algo muy especial.


Lamentablemente a lo largo de los años hubo miembros que no quisieron que esto fuera así, que perdieron la fe en esta visión colectiva y comenzaron a perderse más en lo individual, pero yo creo que es parte del todo, de una experiencia, pero por fortuna con el nuevo repertorio y los últimos meses de gira, después del inicio de la pandemia, me he dado cuenta que lo importante es hacer algo como grupo, para el grupo y por el grupo. Mantener ese algo a flote es igual de importante que crearlo.



¿Por qué elegir la música afro como base y no otra?

MP: Hablar de géneros musicales para definir el sonido de una banda o proyecto nos da muchas posibilidades de crear y abordar a la música, pero también creo que nos pone una gran limitante que es la de hacer las cosas de acuerdo a las expectativas o al cómo-se-supone-que-un-género-debe-sonar o a cómo-se-supone-que-las-cosas-tienen-que ser…


Es decir, si tenemos una banda de merengue, el merengue es un género rápido y en cuanto lo escuchamos nombrar, sabemos o nos damos una idea de cómo debe sonar. No puedes tocar una balada como un merengue, porque entonces el merengue deja de ser merengue y se convierte en balada. Si la balada la tocas rápido y le pones otros elementos, entonces ya no tienes una balada sino otra cosa, pero entonces te ves a ti mismo limitándote y por eso en Antibalas el núcleo de todo está en los beats….


Para mí los afrobeats abarcan muchas más posibilidades de creación, e incluso llegan a ser tan el inicio de todo, que te dan la posibilidad de ponerles otros géneros dentro de sus infinitas posibilidades y te das cuenta que no pasa nada, sino algo mucho mejor. Si tomas una salsa y le metes diferentes géneros de diferentes provincias, y luego le pones el afrobeat, obtienes un ritmo propio que es mucho mejor.


Sin menospreciar, sabemos que una guitarra dentro de una banda de rock tiene una función, así como la tiene un bajo o una batería, pero con Antibalas es distinto. No es como que solo haya tambores, sino que es un ritmo que nos va llevando por diferentes partes y nos permite ser disruptivos cuando estamos en un escenario o la gente entra en contacto con nosotros como grupo y performance musical, y eso hace que cada canción sea única, que tenga su propia personalidad y nos de mucha más diversidad.



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