No Te Va Gustar en el Teatro Metropólitan
Fotos: Paulo Vidales (Cortesía OCESA)
El espeso telón color negro terciopelo del Teatro Metropólitan se abre entre gritos de emoción del público. Los doce músicos, que harían posible el festejo de 25 años de No Te Va a Gustar, toman poco a poco sus lugares. La vibración de las cuerdas de los violines y los sonidos graves del contrabajo dan el inicio del concierto que duraría más de dos horas. Con el retumbar de las percusiones y de los tambores de la batería, las luces se encienden iluminando a cada músico dando lugar a la primera pieza: Nada fue en vano.
La banda originaria de Uruguay, que inició su carrera en 1994 cuando la mayoría de sus integrantes eran adolescentes de 16 años, celebró —luego de estar en el Festival Coordenada— su larga trayectoria musical, agradeciendo en cada momento en cariño del público mexicano en uno de los mejores conciertos que han ofrecido en tierras aztecas, con un concepto diferente “más rústico”.
Comodín fue la segunda canción presentada, provocando que muchos cantaran a todo pulmón “no soy tu segunda opción” mientras agitaban sus manos hacia el escenario y cerraban los ojos. Con Quisiera ser como él, una melodía nostálgica, los asistentes aplaudieron al ritmo de la batería de Diego Bartaburu, las percusiones de Gonzalo Castex y las luces blancas que iluminaban el escenario.
Con el ritmo del bajo de Guzmán Silveira, Mint Parker, compositora, cantante y multi-instrumentista uruguaya quien se unió a la gira, se levantó y comenzó a cantar Al Vacío acompañada de Emiliano Brancciari (voz y guitarra), quien después interpretaría Esos ojos y Viajando sin espada, mostrando sus influencias de Rolling Stones con un sonido muy similar al de Sweet Virginia. Con ésta última los fans encendieron las lámparas de sus celulares y los movieron de un lado al otro en la oscuridad del recinto.
De nada sirve fue cantada por todos, mientras elevaban sus manos al cielo y cerraban los ojos. Al escuchar las primeras notas de Tan lejos todos se pusieron de pie y comenzaron a brincar y gritar la letra de la canción mientras algunos otros sacudían la cabeza de un lado al otro. Con Mi demente y Tirano las personas comenzaron a tomar asiento sin dejar de cantar.
Continuando con una pequeña anécdota sobre una gira por Europa en 2009 y la sinopsis de El diario de una pasión, película de la cual se inspiran para escribir Memoria del olvido, interpretaron La única voz y No necesito nada, la cual surge como el regalo de cumpleaños para una exnovia de Emiliano, para así llegar, como en un ciclo amoroso, a Una triste melodía, Poco y Difícil.
Sólo tú boca, fue una de las canciones que más sorprendieron a los asistentes, ya que como lo dijo el mismo Emiliano, son pocas las veces que la han tocado en vivo, pero es una de las más pedidas por el público. Entre los gritos de emoción, el vocalista y guitarrista de la agrupación se paró y comenzó a interpretar la melodía mientras Martín Gil (trompeta y coros), Denis Ramos (trombón), Mauricio Ortiz (saxo), Pablo Coniberti (guitarra) y Francisco Nasser (teclados) lo acompañaban.
Ese maldito momento, Te quedás y Verte reír volvieron a poner de pie al público quien cantaba cada palabra de las letras de las canciones. Mint tomó su ukelele y acompañando a Emiliano cantaron Los villanos, para continuar con el cover de una canción del compositor mexicano Juan Záizar, que era interpretada por Chavela Vargas: Cruz de olvido.
Chau, A las nueve y Cero a la izquierda fueron las últimas canciones que interpretaron, antes de que se retirarán entre gritos de “oe, oe, oe, oe, no te va a gustar”; sin embargo, sus fans pedían que tocaran más canciones para ellos.
Luego de unos minutos, el ajuste de luces e instrumentos y la expectación del público que esperaba a que la agrupación uruguaya saliera de nuevo, No te va a gustar volvió al escenario con una sonrisa muy grande, agradeciendo el cariño de los mexicanos, para interpretar cuatro melodías más: Clara, Prendiendo fuego, Pensar y No era cierto.
En todas estas canciones los asistentes bailaron, brincaron y fingieron tocar en el aire instrumentos como la batería y la guitarra. Durante No era cierto los fans ondearon una bandera tricolor con la leyenda “Fuera de control”, con la que más tarde la banda se tomaría una foto para despedirse de su público y guardar en el recuerdo la maravillosa noche.