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La Casa Azul en SALA

Fotos: Vanessa Torres | @esssauroo

La Casa Azul @ SALA, 2019

No cabe duda de que en tiempos de tragedias lo mejor es seguirnos amando fuerte para sentirnos cerca.

De esto nos hicieron testigos la noche de ayer los músicos de La Casa Azul, quienes llegaron a México después de una larga espera de más de 10 años.

Desde las siete treinta de la noche del jueves 5 de diciembre la larga fila de fanáticos formados para entrar a Sala daba la vuelta sobre Avenida Oaxaca hasta que en marco de las 21:00 horas, Guille, Paco, Guillem, Lluís y Pablo salieron a recibir a sus seguidores para crear con ellos una velada espectacular en la que la magia fuera lo único importante.

Los asistentes que se distribuyeron por los escalones de Sala comenzaron a inflar globos de colores para recibir a La Casa Azul, quienes iniciaron el show con "El momento" , "El final del amor eterno", "Chicle cosmos" "Chicos malos" y "Los chicos hoy saltarán a la pista", primeros temas de los 32 interpretados en la noche.

Algo provechoso, pues en las tres horas de concierto, Guille y La Casa Azul tuvieron tiempo para a interactuar con nosotros, contarnos historias, darnos cariño y abrazos que hicieron de su primera vez en México un hecho inolvidable para la historia.

"No más Myolastan", "Hasta perder el control", "Siempre brilla el sol" y "A T A R A X I A" no pasaron sin que Guille se conmoviera hasta las lágrimas y de paso siguiera entonando más música antigua y nueva que los fanáticos supieron a la perfección.

Para la llegada de temas como "Yo también", los músicos ya nos habían elevado a tal grado de euforia y afecto que la esencia solo el público mexicano sabe poner a las presentaciones en vivo de sus artistas preferidos hizo que se removieran toda clase de sentimientos.


La Casa cantó "La fiesta universal", "Esta noche sólo cantan para mí", "El momento más feliz" y "Colisión inminente (Red Lights, Red Lights)" mientras la gente coreó el increíble talento que estos gigantes han cosechado durante más de una década.

"Galletas", "Hoy me has dicho hola por primera vez", "Me gustas" y "C'est fini" fueron la segunda tanda de recuerdos y emociones que fluyeron bajo el techo del Sala donde el afecto fue la muestra más pura de que la música puede cobijarnos para hacernos sentir mejor.

A casi cada una de las interpretaciones le siguieron palabras de Guille, vitorreos de la audiencia y más música para amenizarnos el momento. Entre confidencias y secretos compartidos llegaron otros diez temas más -"La vida tranquila", "Sucumbir", "Superguay", "Por si alguna vez te vas", "Cerca de Shibuya", "Terry, Peter y yo", "La Polinesia Meridional", "Todas tus amigas", "Podría ser peor" y "Saturno (todo vuela)"- como una combinación perfecta para hacer de la noche un suceso inolvidable.

Los gráficos que acompañaron las canciones sintonizaron a la perfección el ritmo y las melodías de un sin fin de géneros que La Casa Azul dominó a la perfección: tanto los personajes animados de los inicios de la banda, como las imágenes de cohetes espaciales, estrellas, personas amándose y un increíble guiño a los tiempos pasados, embonaron en un perfecto rompecabezas multicolor de caricias tiernas, cánticos y amor hacia los queridos españoles.

Las tres horas del show pasaron rápido y en la recta final nadie quiso decir adiós a la armonía infinita que aclimataba el aire.


Sin embargo, la música y los amigos que vieron salir a la banda después de tocar "La gran esfera", "La revolución sexual", "Nunca nadie pudo volar", "Como un fan" y "Outro" terminaron por formar un cúmulo de recuerdos que ahora invaden cada parte de nuestro cuerpo y nuestro hogar.


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