Daniela Spalla en el Teatro Metropólitan
Fotos: Carlos Oliva | @carloosoliva
El adiós a Camas Separadas en el Metropolitan
“Vete de una vez y ya no vuelvas, que mi corazón está cansado y ya no puede más, ya perdí todo el honor, llegas y matas lo poco de cordura que me queda y no me dejas avanzar”, la fuerza de esta canción llenó el Teatro Metropolitan entonada en la voz de todos sus asistentes, pues las canciones de Daniela Spalla siempre fungen como una catarsis.
Escuchar un concierto de la argentina con el corazón roto, es una experiencia casi religiosa. A casi un año del estreno de su disco Camas separadas, la cantante nos regala una noche para celebrar el fin de su gira y reconciliarnos con nuestros sentimientos.
Drims fue la banda que se encargó de inaugurar tan mágica noche, con sus ritmos que rayan en lo dream pop atraparon la atención de sus fans y de los curiosos que llegan temprano para apreciar el talento de las bandas teloneras.
Detrás de la pequeña jungla que crecía en el escenario salió Spalla cantando “Si te alejas”, cuando inició la melodía se levantó el primer valiente, después otro y otro, y otro y otro, hasta que todo el recinto se encontraba de pie cantando “cariño si te alejas que sea para siempre”. Después llegó “Insomnio” para hablarnos del amor que se desvanece por la ausencia, mientras ella baila y brilla ante los ojos de todos.
Las primeras lágrimas brotaron ¡en la tercera canción! recordé el concierto que dio en el Lunario del Auditorio Nacional y la tristeza que llenaba mi corazón cuando a gritos cantaba “No quiero enredarme en lo que pasó, no quiero escribir sobre el daño que causó. Lloré hasta ahogarme y aún así no pude odiarte”.
“Amor dificil” no hizo más que avivar los recuerdos de los amores sin futuro y con “Prometí” siempre pienso en todas las ocasiones en las que dijimos “es la última vez” pero no lo fue.
“Dime ¿Cómo quieres hacer? ¿Cómo piensas matar lo que vivimos? ¿Con piedad o a quemarropa?” Elsa y Elmar sale de la esquina del escenario para acompañar a Daniela cantando “Transatlántico”, introduciendo su propio estilo a ese reclamo a la cobardía del otro.
El concierto te contaba historias, con “Los de siempre” cuando intentas salvar la relación a toda costa y contra todo pronóstico, para después seguir con “Estas pensando”, canción en la que nos narra como uno de los dos quiere huir utilizando excusas sin sentido.
La teatralidad de la argentina se vio reflejada no sólo en la gran producción de la escenografía, llena de luces que jugaban entre sí con canciones, sino también en la interpretación de “Pequeño ladrón”, ayudándonos a danzar con la tristeza.
La santa patrona de los corazones rotos en compañía de Ed Maverick y Dromedarios Mágicos regalaron un acústico que pegaba en la balada ranchera, llamado “Lo que digan”.
Las luces se apagaron y entre murmullos preguntaban “¿Dónde está Daniela?”, “shhh” respondían otros; de entre el público se escuchó “Lo nuestro se ha secado lentamente bajo el sol de todo un año. Fue largo terminarlo pero ya estamos llegando al otro lado” caminando entre las filas Spalla se aproximaba al escenario, todos los ojos estaban puestos en ella, cuando el centro del escenario se iluminó y la voz de Alex Ferreira se hizo presente acompañando la dulce despedida en “Costa Rica”.
La argentina lo hizo de nuevo, con su sencilla pero profunda lírica nos obligó a recordar el pesar de la necesidad de dejar ir por salud propia, “Si no lo cortas puede que duela hasta la eternidad. Si no lo apagas puede que embarres todo lo demás. Yo estaré sola para sentir que no me quiere más”. El piano fue el acompañante predestinado para “Canción decente”, así como las luces circulares que lucían como pequeñas lunas flotando a su alrededor.
No cabía de la emoción cuando con los primeros acordes las protagonistas del videoclip de “Pinamar” lo recrearon en el escenario; la sensibilidad de la canción y la pareja de dos mujeres mayores danzando en escena en bañador me estremeció hasta las lágrimas, devolviendome la esperanza en los reencuentros y las segundas oportunidades, “si así lo quiere tu corazón, sigamos aferrados a la ilusión de un día poder regresar”.
“Volverás” fue la antesala de “Te veo a la salida”, las bailarinas salieron y siguiendo a Daniela Spalla recrearon la coreografía de su más reciente audiovisual. Los asistentes no se sentaron ni un minuto, pero cuando escucharon “Porque no puedo más, tenerte aquí tan cerca y no poder hablar, quemarnos con miradas sin poder gritar” no pudieron resistirse a bailar.
Las luces vuelven a apagarse, la escenografía cambia, sabemos que se aproxima el final y la emoción está latente. Acostados en una cama Santiago Casillas, vocalista de Little Jesus, y Spalla entonan “Viaje a la luna”, mi cuerpo se estremece al recordar la primera vez que escuché esta canción y lloré porque también quería “una nave que me lleve al infinito para olvidarte”.
Los dos himnos del club de los corazones rotos tenían reservados un lugar muy especial, pues cerrarían show. En noviembre a lado de mis amigas desconsolada canté “Cómo me dejaste de amar de golpe y sin avisar, sin pedir ayuda y sin darme opción de salvarnos a tiempo”, un año después Daniela nos regala una de sus mejores interpretaciones.
Para cerrar con honores “Vete de una vez” fue la indicada, pues después de tantas lágrimas, la catarsis de esta canción libera, pues pides a gritos reclamamos nuestra independencia y bienestar, mientras bailas para celebrar o quizás sólo para disfrutar del ahora.
La santa patrona de los corazones rotos logró hacerlo de nuevo, removió todos nuestros sentimientos, nos recordó viejos amores, experiencias que nos hicieron ser nosotros mismos, nos recordó que somos vulnerables pero que podemos abrazar y ver la belleza en eso.
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