Circa Waves en El Plaza Condesa
Fotos: Óscar Villanueva Dorantes (Cortesía OCESA)
Después de una brillante presentación el Corona Capital del 2017, los Circa Waves han regresado a México para bañarnos en su indie-rock positivo y energía eléctrica. Con un cambio de fecha, un nuevo álbum en gira y aún sacando sencillos, la banda había guardado todos sus trucos bajo la manga para enamorar al público mexicano. Kieran Shudall (vocal/guitarra), Joe Falconer (guitarra), Sam Rourke (bajo) y Colin Jones (batería), convirtieron El Plaza Condesa en una montaña rusa de emociones de la que no quieres bajar.
Cuando las luces se apagaron, el público estaba a la espera y la atmósfera te consumía, Circa Waves sube al escenario y comienzan a introducir la velada con la guitarra motorizada de "Wake Up”, haciendo resonar en potencia y alterando el ambiente con tintes positivamente eléctricos. Manteniendo su hazaña rockera, “Fossils” comenzó en seguida y era imposible quedarse quieto con sus melodías alegres, bailes improvisados y el headbanging fuera de control. Rápidamente, “Movies” cambio la atmósfera, fue la pieza acaramelada a la James Dean, de enamorados rebeldes sin causa bañados en baterías y efervescentes guitarras.
“Times Won’t Change Me” nos adentraba con luces azules y púrpura, destellos rojos y notas enojadas, mientras que “Stuck” se desprendía de tu cuerpo, con una guitarra de ojos brillantes y pedía a gritos que rasparas la garganta; seguida por “Sorry I’m Yours” que desvanecía los golpes de euforia a melodías de melancolía. La banda brincaba entre su entre sus clásicos de Young Chasers, a su álbum más enérgico, Different Creatures o de sus más recientes joyitas pegajosas de What's It Like Over There?, pero tampoco perdieron la oportunidad de hacer el live-debut de “Jaqueline”, el primer sencillo de su cuarto álbum, Sad Happy.
Es impresionante la presencia que tienen los Circa Waves en el escenario, pasan de ser la perfecta banda sonora de nostalgia de verano a convertirse en unos generadores de adrenalina desenfrenada. Se alimentan del dinamismo del público: de hacerlos saltas, cantar coros de principio a fin, creando moshpits y haciendo bailar las malas vibras. Son una banda de genialidad pura, se necesitan ver en conjunto para apreciar su mezcla única y sorprendentemente armonizante.
En un viaje de línea de tiempo, “Lost It” hacia memoria a los días de calor y que sentías que todo se había perdido, pero “Saviour” cambia la historia con un destello de esperanza, que se acumula en oleadas rítmicas y una batería de palmadas en la espalda. Con un buen cierre, “Goodbye” divide al público de izquierda a derechas, para hacernos explotar entre el encanto fenomenal de las guitarras de Joe Falconer, que sin darnos tiempo de respirar, “Fire That Burns” se vuelve en una predicción casi literal, los Circa prendieron el escenario con un fuego musical que quema y quema tan bien que se siente hasta las venas.
Post-encore, “The Way We Say Goodbye” fue la primera canción en dejarse escuchar y fue como un efímero abrazo al alma que marcaba la pauta final de esta noche; pero hacía falta algo más y la canción más esperada causaba intriga… Kieran comenzó a vacilar con los primeros acordes, se alimentaba de los gritos que se hacían más fuertes y de un público impaciente, así comenzó a sonar el amado riff de guitarra de “T-Shirt Weather”; las personas subidas en hombros y dando saltos coordinados, fue una completa odisea, una inyección optimista como ninguna otra.
Después de una noche inolvidable, de experimentar múltiples emociones y terminar una actitud optimista, los Circa Waves se han robado el corazón de México una vez, después de ponerlo a bailar y revivir los recuerdos del verano. Sin duda, han demostrado que solo puede hacerse más grande y mejor a partir de aquí, que tienen lo necesario para conquistar el mundo con su ingenio musical, porque estos chicos aún no han terminado de reinventarse y aún tienen más magia que explotar.
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