Entrevista con Two Feet
Originario de Manhattan, Nueva York, Zachary William Dess, mejor conocido como Two Feet, vivió rodeado de un ambiente artístico que lo llevó a desarrollar un gusto por la música, que años después se convirtió en su fuente de vida.
“Recuerdo cada momento de mi vida en el que la música intervenía. La primera vez que me di cuenta que me gustaba la música fue cuando tenía cuatro años, fui a una escuela pública y nos llevaron a Lincoln Centre a escuchar a una orquesta. Comencé a tener un ataque de pánico, justo antes de que comenzara la música, me paré junto con una maestra que me acompañó. En eso, comenzaron a tocar Chaykosky, El Cascanueces, me detuve a mitad del pasillo y me quedé helado, maravillado por lo que estaba escuchando…” Recuerda el artista.
La música siempre ha impacto a Zachary de una forma muy emocional, lo que contribuyó para que poco a poco fuera construyendo un estilo propio. “Recuerdo llorar con ciertas canciones… Creo que no tenía otra opción, no hay algo más en lo que sea bueno, no hay nada más que signifique algo para mí tanto como la música, así que siento que este era mi destino”.
Pero al crear música propia y estar en constante contacto con sus emociones, viene un gran desafío de mostrarse vulnerable, honesto y al mismo tiempo fresco. “Encontrar mi propio sonido llevó mucho tiempo. He tocado en bandas y compuesto música por años, pero al inicio me encontraba copiando a otro artista, sonando como alguien más. El gran desafío fue el poder encontrar un sonido que fuera propio, que me describiera”.
A lo largo de su carrera, Two Feet ha mostrado una diversidad musical que lo ha llevado a acrecentar su público en todo el mundo. Su nuevo disco ‘Shape & Form’, muestra la experimentación sónica por la que pasó el artista. “Todas las canciones se desarrollaron muy naturalmente. Una vez que tienes un estilo propio y ciertas técnicas para trabajar, incluso si cada canción es de diferentes géneros, seguirá conectándose con el resto, porque si eres honesto con lo que estás haciendo, todo lo que hagas, por más que experimentes, sonará a ti”. A través de los años, Zachary ha logrado consolidar la forma en que desarrolla su música, para sorprender, pero nunca olvidar sus orígenes.
Como seres humanos, estamos en constante cambio, las emociones a flor de piel y todo lo que nos rodea, impacta en las actividades que realizamos, crear música no es la excepción. “Es interesante que “Devil” comenzó siendo muy lenta. La grabé toda, pero no me gustó. Uno de los miembros de mi banda, que también es mi asistente, ayuda con algunas cosas de producción, me dijo: ¿te importaría si hago mi propia versión de la batería? Le di luz verde, le subió la velocidad, con un tono más house. Cuando la escuché dije: esto es mucho mejor. De ahí comencé a desarrollar el coro, el solo de guitarra al final, la estructura de la canción”.
Los procesos creativos nunca son iguales, pero lo que sí prevalece es la esencia del artista, la vulnerabilidad con la que aborda cada emoción. “Una vez que termino un disco, de inmediato comienzo a trabajar en el siguiente. Estaba escribiendo “Gravity” como la primera canción de mi siguiente disco, pero en cuanto la escuché, dije: esta canción entra perfectamente en ‘Shape & Form’, ya quiero sacarla, me encanta”.
Una canción puede conectar con nosotros, ya sea por la melodía o por la letra, pero logra tocar las fibras más sensibles de nuestro ser. “No puedo elegir sólo una, “Play The Part” y “Tell Me The Truth”, ésta porque es una de las primeras veces que logré capturar un sonido acústico muy particular. Cuando hice esa canción, le decía a todo el mundo de ella, me obsesioné, porque creo que es la mejor que he hecho en toda mi carrera, significa mucho para mí”.