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Entrevista con Molchat Doma


Molchat Doma es una banda que está marcando un hito importante dentro el post punk de la era contemporánea y desde Bielorrusia. Las redes sociales y plataformas digitales los han colocado como una de las agrupaciones más difundidas en el medio de entretenimiento y contenido viral.


Sobre ‘Monument’, su tercer material de estudio, Roman Komogortsev nos contó que si bien “no hay mucho que recordar sobre los momentos de su producción porque todo es como antes: nos juntamos, grabamos, mezclamos y masterizamos siguiendo un esquema de trabajo que nos ha funcionado” encontramos una nueva particularidad en él y es la de la aceptación de la audiencia.


Los nueve temas elaborados bajo el sello de Sacred Bones Records siguen en flujo del característico sonido de la banda, pero exponen también una precisión tan audaz, consolidada y sonoramente limpia que es casi tan concreta como sus respuestas. Además, en poco menos de tres meses de lanzamiento, este álbum se coloca todavía entre las listas de popularidad como uno de los más esperados y reproducidos.



Por fortuna, la crisis sanitaria que sacudió nuestra realidad y provocó un vórtice para casi toda la industria musical al suponer nuevos retos al tratar de llegar a las audiencias, no absorbió a Molchat Doma ni a su música, pues los limitó a “más bien estar en casa y esperar”, sin embargo, la distancia y las palabras que guardan el silencio cobran otra importancia en redes sociales, donde todo es tan expansivo como efímero, la voz de Molchat Doma prevalece.


Es sabido que la inmediatez entremezclada con las nuevas formas de creación han permitido que estemos en contacto a pesar de las limitaciones físicas y esto no solo queda en lo viral o lo que nos provee un rato de carcajadas, sino en lo que nos deja huella.


Esto lo tienen muy en claro los Molchat Doma al decir que para ellos “ahora es el mejor momento para promover la música, las vías digitales son un arma enorme para el músico y” ya que, “literalmente, puedes hacer todo desde casa con las medidas de composición necesarias”, la experiencia de producir “se vuelven genial”.


“Puedes hacer música incluso si vives en Somalia...”


Molchat Doma se siente cómoda en su entorno. Las influencias y sonidos que llevan a su espacio creativo los coloca en categorías como post punk, mientras que la crítica los ha denominado como alternativos o independientes junto a agrupaciones como Ploh, Utro, Buerak o Chernikovskaya Hata, pero entre ellos tres artistas creativos encontramos algo más allá en la forma de distribuir y expandir su música.


Al igual que sus melodías y canciones, los integrantes de Molchat son concretos, puntuales y no se andan con rodeos. Podría parecer extraño y hasta complejo establecer un contacto tan certero con ellos, sin embargo lo fugaz nos enseña que es su lenguaje sonoro el que se comunica por ellos.


En México tienen un gran número de seguidores que no solo musicaliza sus días con su sonido, sino que se encarga de traducir, comprender y dar a conocer lo que habita en lo profundo de sus letras. “Para nosotros esto es generalmente algún tipo de fenómeno extraño”, nos dice Roman Komogortsev, pero aunque “todavía no está claro el por qué la popularidad llegó de forma tan repentina, definitivamente es algo que nos hace felices”, señala.


“Nadie hizo apuestas sobre el futuro de la banda, simplemente sucedió... Nuestra música solo es una transferencia de emociones que sentimos y experimentamos, ¡eso es todo!, no hay más, no hay filosofía dentro de ella ni ningún significado específico... Eso es aburrido”


El siguiente paso, o al menos algo que les gustaría experimentar, es “trabajar en un álbum que tenga el espíritu de System Of A Down”, y aunque ello represente un cambio significativo en el estilo de la agrupación, su flexibilidad hará, sin duda alguna, que se estanquen a una sola frecuencia.


“Lo que nos preocupa es lo que escribimos, buscamos que siempre sea diferente”, dice Komogortsev al respecto de lo que les inquieta al llegar al estudio, pues ellos mismos se encargan de las portadas de sus sencillos y discos, “aman la música que hacen, les complace tocarla” y eso es lo que más les gusta de estar en el aquí y ahora.


Cuando definen el camino hacia el que dirigirse, dicen que “se dieron cuenta de que la música ya no les permitía combinar su tiempo con su trabajo” y entonces “eligieron la opción obvia” en la que seguirán caminando. Como a otros grandes exponentes que emergen en medio de un oasis, el que su arte trascienda y haga historia “es el sueño, como el de todo músico” aunque ni Roman, Pavel Kozlov o Egor Shkutko lo digan muy seguido.


“Creo que ya somos historia para nuestra región. Veamos que pasa después...”


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