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Entrevista con Juana Aguirre


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Fotos: Victoria del Sel

Este 2025, la cantante argentina Juana Aguirre está más que lista para mostrarle al mundo su capacidad creativa para dirigir y producir dos proyectos bastante novedosos. Después de que su disco debut Claroscuro’ (2021) le hiciera ganar una base de fans leales, la cantante presenta: Anónimo, un material que se centra en la soledad como pilar estructural, pero que navega sonidos electrónicos con tintes de folk. Una narrativa que conecta al cuerpo con la tecnología, pero, sobre todo, que demuestra el potencial sonoro de una mujer.

Adicional a esto, su álbum en vivo Una Casa Sin Esquinas nos revela nuevas versiones de ciertas canciones que fueron construidas a partir de la temporalidad de su perspectiva y del momento en el que vivía. Previo a su presentación de este 14 de octubre en el Foro Indie Rocks!, tuvimos la oportunidad de conversar con ella acerca de este viaje que la llevo a tomar el control de sus discos y transformarlos en una forma de expresión de autonomía y fuerza. Además de abordar temas como su comunidad de fans mexicanos y su experiencia el escenario.

Hola, Juana.  Estamos muy emocionados de que estés aquí en México. De todas las visitas que has tenido, ¿cuál es tu impresión del país?

JA: Me encanta México. Me pasa algo cada vez que vengo que siento que tendría que quedarme mucho más tiempo del que me termino quedando, porque es un país increíble. Y he tenido la suerte de poder viajar a diferentes lugares, pero siempre me quedo con la sensación de que hay tanto por conocer y tanta profundidad cultural que es hermoso siempre.

Me alegro de que te guste. Por otro lado, ¿qué opinas de nuestro público?

JA: ¿Qué opino del público mexicano? Muy muy cálido y muy hermoso. Siempre me han recibido muy bien. Siempre me han como dejado muchos regalitos, muy fan también. La verdad que me han tratado súper bien.

¿Ya te dieron tu Doctor Simi?

JA: Sì me lo dieron, pero me parece que se lo terminó llevando Maca por una cuestión de giras, espacios y logística. Pero sí.

Es muy emblemático que el público mexicano le dé eso a los artistas que quieren. Ahora bien, esta entrevista va dirigida a conocer más acerca de tus dos álbumes que recién lanzaste. Primero, tengo entendido que, en proyecto Anónimo, tú tomaste por completo el control de todo. ¿Qué se sintió poder tener tanto poder de decisión en tu disco?

JA: Bueno, es que en realidad en Claroscuro ya comenzó ese proceso. Quizás lo que me pasó es que después de grabar mi primer álbum, había mucha gente que no sabía que era un álbum que había producido yo. Y eso me generó mucha curiosidad porque yo lo relacioné con que debe ser porque soy mujer. Porque la gente piensa que tiene que haber un hombre detrás de él, ¿no? Y como la típica fórmula también, que hoy en día en la industria musical sucede muy seguido esto de que los artistas a veces componen con otras personas o producen otras personas. En mi caso, todo ese proceso está muy entrelazado entre sí. O sea, a mí me gusta escribir y producir a la vez y grabarme a mí misma. Siento que hay algo en ese proceso que deja un registro muy sincero. Entonces, un poco fue por eso. Y quizás lo que pasó con este segundo disco es que tomé un poco ese rol de nombrarme productora. Quizás en el claro futuro no había sucedido. Y también intervinieron otros amigos.

Siempre hay una parte del proceso en que trabajar sola puede ser bastante duro por momentos y, en alguna parte del proceso, siempre intervienen algunos aliados. Por ejemplo, hay tres canciones con quien coproduje el disco: con Ezequiel Kronemberg en “la noche”; Juan Stewart en “lo_divino” y con Ignacio Cruz en “las espinas”. Pero después, la realidad es que siempre intento avanzar por mi cuenta y resolver todo por mis propios medios, porque me parece la forma más sincera también.

Mencionas que, como bien se sabe, siempre tiene que haber un hombre detrás de la producción en los discos. Pero en este caso tú fuiste productora, ¿ves tu trabajo como algún tipo de feminismo en la música?

JA: La verdad que sí, porque lo que a mí me parece curioso es que mucha gente daba por sentado que mi disco lo había producido otra persona. Y eso siento que no sé si les pasa a los hombres. Me dio mucha curiosidad y por eso también quise, de alguna forma, reivindicarme como productora en este disco. Y sí, siento que hay un montón de mujeres productoras muy muy talentosas y que quizás no tienen el reconocimiento. Lo que pasa siempre es lo que ya sabemos que sucede dentro de la industria musical. Tienen el reconocimiento para poder liderar proyectos en ese sentido. Así que sí.

Y en general, ¿qué aprendiste de todo este proceso con este segundo material?

JA: Bueno, aprendí mucho. Siento que maduré mucho como productora. Primero, yo no soy música, nunca estudié música. Me considero música, pero siempre trabajé de una forma muy intuitiva. Y quizás en mi primer disco lo que sucedió fue que todavía yo tenía cierto respeto por lo que estaba haciendo, y en este segundo disco fue como: “listo, ya fue”. Medio me agarró una rebeldía de poder hacer cosas y no cuestionarme tanto si estaba bien o mal. Y así, como muchas veces me pasa que grabo con ruido y suenan un montón de errores que después también terminan dando la identidad a la música, así que es muy loco como al final cosas que uno piensa que están mal terminan siendo pilares identitarios de lo que uno hace.

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Hablas justo de identidad y en tu disco escuché tintes de folk y electrónica, que para mí siento que son dos géneros opuestos completamente. Aunque, me llama mucho la atención como los balanceas ¿Cómo logras esto en estos dos géneros?

JA: En realidad no es algo que esté premeditado. Yo trabajo mucho desde las intuiciones, como que arranco por un sample o tocando la guitarra y eso se va transformando y se van grabando capas que me voy imaginando a medida que voy avanzando. Entonces, al no ser algo premeditado, nunca pienso cuál es el resultado de eso. Me gusta trabajar con pocas herramientas, o sea, muchas veces no tengo ni un controlador, trabajo con el teclado de la computadora. Todas esas limitaciones a mí, de cierta manera, me dan tranquilidad al saber que tengo estas herramientas sobre la mesa. Como poder concentrarme en eso. Pero siempre el resultado es una sorpresa para mí. Y muchas veces termino de hacer algo sin saber realmente cómo suena eso. No me doy cuenta cuando pasa el tiempo. Cuando alguien me lo dice en una entrevista o cuando alguien se acerca y me dice: “che, tu música tiene esta mezcla, esta mistura”, y yo como: “wow, sí, es verdad”.

En este mismo sentido, ¿relacionas los sonidos que creas con los sentimientos que te surgen cuando escribes?  

JA: Totalmente, y por eso también creo que componer y producir es un acto en donde es imposible poder definir esas partes como partes separadas, porque hay algo en instrumentar las canciones que, de alguna forma, es poder potenciar lo que una canción viene a decir. Es como intentar llevar a la canción a su máxima expresión. Entonces, de alguna manera, uno siempre está diciendo con todo, está diciendo con un beat, con una guitarra, con una voz mal grabada, con una voz grabada de lejos, de cerca, o sea, todo eso dice, ¿no? Y todo eso, también, construye la poesía de la canción.

Algo que me llama mucho la atención de tu disco es el nombre Anónimo. En términos generales, nos puedes dar una explicación acerca del concepto detrás de este nombre.

JA: Fue muy loco porque apareció el nombre casi al final del disco. Y al toque como que sentí que era un nombre que reunía un poco una intención que, para mí, era medio inconsciente a la hora de hacer el disco. Me pasa mucho eso de tener procesos lentos. Termino de darme cuenta de las cosas una vez que están hechas o ya tengo el resultado sobre las manos. Y un poco la intención de llamarlo Anónimo fue para poner la música en primer plano. Como sacar un poco esta cosa de despersonalizar un poco la música. Hay una entrevista que me gusta mucho de Atahualpa Yupanqui, donde él dice que antes la música no tenía nombre y apellido. La música era anónima. Y eso, de alguna forma, hacía que la gente se pudiera apropiar de esas canciones. Entonces, no eran de las personas, eran de la gente, del pueblo y hay algo de eso que me gusta. Siento que la música tiene su vida propia y que yo, de alguna forma como artista, acompaño a esas personas porque no son mías y que crean un poco su propio universo. Quería separarlo de mi persona para que creara su propio mundo.

Personalmente, de todas las canciones que hiciste en tu álbum ¿con cuál te sientes más conectada?

JA: Con muchas y eso cambiando siempre. Por ejemplo, “lo_divino” es una canción que me atraviesa porque todavía me cuesta tocar en vivo. O sea, me emociona, pero me pasan cosas todavía con esa canción. Y siento que me van a seguir pasando, pues tiene una carga emocional muy grande para mí. Así que yo diría que esa canción es.

Ahora hablemos de tu álbum en vivo, que tiene también un nombre que me encantó: Una Casa Sin Esquinas ¿De dónde viene este?

JA: Una Casa Sin Esquinas es parte de la letra de “lo_divino”. Dice una casa sin esquinas en el segundo verso. A mí me gusta mucho pensar en imágenes y siempre me transmitía un paisaje. Esa frase siempre me dijo mucho, entonces me gustaba la idea de poder dejarla plasmada así.

Me parece un título muy enigmático porque no sé si hablas de una casa circular o si hablas de una casa normal pero que está en un lugar donde no hay esquinas. ¿Cómo lo imaginaste tú?

JA: Para mí, es como un hogar sin secretos. Siempre pensé en esa frase cuando uno se pone más poético. Pero un hogar puede ser cualquier cosa también, ¿no?

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Claro y este álbum, evidentemente, es en vivo. ¿Cómo fue está experiencia de grabar tu álbum en vivo a diferencia de cuando estás trabajando en el estudio? ¿Qué cosas rescatas de grabarlo en vivo?

JA: En realidad, lo hermoso de editar un álbum en vivo es que las canciones tienen diferentes dimensiones. Es lo que queda plasmado en una canción, en un álbum de estudio, es una versión de esa canción. Y me pasa que, siempre trabajando con mi banda, descubro nuevas versiones de esas canciones. Quería de alguna forma dejar plasmadas esas versiones, porque también me parecen maravillosas. Hay algo del vivo donde, a mí por lo menos, las canciones me interpelan de otra manera y eso se escucha en la voz, y en estar en un cuerpo que está en escena, está en vivo, y está afectado por todas esas fuerzas que hacen que, de alguna forma, la interpretación sea muy distinta.

Aprovechando que hablamos de presentaciones en vivo, ya muy pronto tienes la tuya en el Foro Indie Rocks! Cuando estás tocando música en vivo, ¿tú crees que hay ciertas partes de ti misma que salen, que tal vez no salen en el estudio? ¿O te mantienes como la misma artista tanto en el estudio como en el escenario?

JA: No, son cosas muy distintas. Son espacios donde suceden cosas completamente distintas y lo loco es que pasa en esos dos universos la tensión que hay entre esos dos y las versiones de uno mismo que no descubren esos dos universos. A mí, por lo menos en la vida de músico, me cierra mucho por como soy yo. Esta cosa de vivir entre el encierro del estudio y vivir después en ese espacio tan expansivo que es girar, tocar las canciones en vivo y encontrarse con la gente que las escucha me da un equilibrio muy muy polarizado.

Y cuando justo estás en el escenario, ¿qué tipo de ambiente buscas crear para tu público y también para ti?

JA: Siempre se da algo distinto y no tiene que ver tanto conmigo, tiene que ver con las situaciones, las circunstancias y el espacio donde tocas. Si es un teatro, si es al aire libre, si es cerrado. También, uno está presente en ese momento, con las emociones del día, ¿no? Siempre cambia y yo creo que es lo maravilloso del vivo, que nunca es igual, no es algo que se puede controlar.

Me imagino que todo el tiempo estás viviendo experiencias distintas.

JA: Sí, es increíble. Es como la psicodelia de tocar en vivo, que es algo que dura una hora, pero que son experiencias súper intereses.

Tengo dos preguntas más. La primera es, ya para cerrar toda esta parte de tus álbumes, ¿qué significa para ti está nueva etapa por la que atraviesas?

JA: Estoy muy agradecida por este momento que me toca vivir porque, realmente, cuando estaba grabando mi segundo álbum me daba mucho vértigo pensar en mostrárselo a la gente y en sacarlo, porque sentía que era un riesgo salir de ese espacio tan seguro del estudio y sacarlo y editarlo hacia afuera. Entonces, siento que tuve una hermosa recepción, mucho más de lo que yo me hubiese imaginado, y eso ya de por sí es un tesoro. Así que me siento muy feliz y agradecida. De alguna forma, estoy haciendo algo porque es mi modo de sobrevivir también, así que muy contenta con este momento presente.

Siempre me gusta terminar mis entrevistas con una pregunta divertida y para ti es: si pudieras tocar en cualquier lugar del mundo, ¿en dónde tocarías y por qué?

JA: Wow, qué pregunta. Nunca me lo pregunté. Yo creo que podría ser algún lugar del sur de la Argentina, me encantaría. O sea, un parque nacional como el Parque de la Paya, que son espacios realmente muy mágicos. También, en alguna catedral me encantaría.

¿Tiene algún significado especial ese edificio?

JA: No, sólo porque me gustan los espacios grandes. Soy una fanática de la reverb y las resonancias. Entonces, siento que un lugar así también, de alguna forma, hace que la música tome otra dimensión. Simplemente por el ejercicio de exponer esa música a ese lugar y ver qué pasa. Me gusta el experimento y la sola idea ya me divierte.


 
 
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