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Wilco en el Teatro Metropólitan

Fotos: Liliana Estrada (Cortesía OCESA)

Desde minutos antes de las 7:00pm a los alrededores del Teatro Metropólitan las personas pasaban, veían el cartel en la entrada del recinto y se preguntaban entre ellos quién era la banda que iba a tocar. Muchos nunca han escuchado su nombre y los que sí, son fans de hueso colorado, ¿por qué el misterio? Porque Wilco es una banda de culto.

Después de 25 años de su álbum debut, al fin vinieron a México, primero en el Sky Blue Sky, un festival que ellos mismos organizaron en la Riviera Maya con grandes en la música, entre el line up se encontraban nombres como Kamasi Washington, Courtney Barnett y Sharon Van Etten. Poquito después anunciaron que venían a la CDMX en el Teatro Metropólitan.

El sábado 25 fuimos testigos de la legendaria aparición de Wilco en la Ciudad de México, y vaya que nos deleitaron y sorprendieron, su show tuvo un nivel óptimo. Durante 2 horas y 40 minutos transmitieron su espíritu rockero alternativo combinado con una esencia country y explosiva.

El show inició con Ohmme, un dueto de chicas que en un inicio parecían enviadas para deprimirnos. Las primeras canciones de Sima Cunningham y Macie Stewart eran oscuras y lentas, este ambiente triste se complementaba con la letra de sus temas y las bajas luces azules que mostraban en el escenario. Poco a poco su mood fue subiendo y al final de su corta presentación de no más de 30 minutos, sonaban un tanto más experimentales al estilo de Björk pero transmitiendo un mayor toque de ansiedad.


En lo personal, sí las busqué en instagram para seguirlas de inmediato, a pesar de su tonalidad triste, es un grupo que te atrapa por su energía diferente, y no sólo diferente en la banda en general, en si la voz de cada una era muy distinta pero la contrastaban de una forma tan brutal que sí, ya las agregué a todas mis playlist sad.

A las 9:00pm apagaron las luces y los fans que se encontraban dispersos en el lobby, la mayoría entre 40-50 años, entraron para presenciar un concierto que sería legendario. ‘Before us’ de ‘Ode to Joy’, disco que justamente presentaban esa noche fue la encargada de abrir la puesta en escena, se notaba la emoción de los asistentes porque se mantuvieron parados desde el inicio de este tema hasta el final del último (y fueron 29), su energía reflejaba una edad mucho más jovial, y es entendible, imagínense esperar 25 años por un solo concierto de tu banda favorita.

De Wilco hay mucho que decir, seis músicos en el escenario que entregaban todo de sí canción por canción. En cada tema el guitarrista Nels Cline y la voz de la banda, quien a su vez toca guitarra, Jeff Tweedy, cambiaban de modelo de instrumento. Sí, en cada canción. Desde el lado derecho del Teatro Metropólitan podíamos observar claramente a un miembro de su staff afinando guitarras todo el tiempo, que por cierto, llegando al encore acompañado de unas palabras y abrazo de Jeff sobre el escenario descubrimos que se trataba de “Matrix”, quien justo esa noche se despedía de Wilco después de trabajar con ellos por más de 15 años.

En cuanto a los demás miembros de la banda, cada uno resaltó sus talentos. En escena teníamos 6 teclados a la vez y sólo dos personas de la banda hacían uso de ellos; una batería nada impactante pero sí su intérprete, quien no perdía el estilo al tocar con una brutalidad feroz, marcaba fuerza en sus solos y a la vez una delicadeza que apenas era distinguible en las canciones más lentas.


En tan sólo unos minutos de iniciado el concierto y con un viaje hasta el 2002 llegó el himno de los confundidos en el amor: “I’m trying to break your heart”. Melodías perfectas y luces acorde hicieron vibrar el Teatro Metropolitan de una forma en que pocas veces sucede durante un concierto.

Así transcurrió la velada, el fondo no era algo producido con visuales o escenografía, pero no hacía falta. Las luces no perseguían al sonido, se fusionaban con él y lo hacían con cada cambio. No creo haber visto un show de luces tan integrado en el Metropolitan en ningún otro concierto, y hay que decir que en la mayoría de las canciones las luces estaban unidas a los sonidos de la batería, así cuando llegó el tiempo de canciones como “I’m the Man Who Loves You” a pesar de la tranquilidad de los otros instrumentos, el recinto parpadeaba con luces intermitentes al ritmo de la explosiva batería que contrastaba demasiado y controlaba a unos espectadores fascinados.

Los temas que sin duda alguna resaltaron en la velada y en los que el público se mostró eufórico fueron “Jesus, etc”, “Spiders”, “I got you”, “War on war” y “Can’t Stand It”. El momento romántico, extrañamente sucedió con una canción de su más reciente disco: “Love is everywhere (Beware)”. Incluso, invitaron a corear un par de canciones a las chicas de Ohmme, quienes hacían una coreografía lenta pero coordinada, siempre agarradas de la mano.

Wilco dio un show que ningún fan debería perderse, pero digo lo de fan en serio porque sí, son una banda que da más a sus seguidores de lo que esperan, y no solo por el hecho de tocar dos horas y 40 minutos seguidos sin pausas, sino porque de verdad se nota el amor y entrega con que lo hacen. Y es recíproco con el público desconectado del mundo que parecía no creer lo que estaban viviendo. Ojalá no nos hagan esperar otros 25 años, pues si algo nos hizo falta fue más tiempo con ellos y más temas icónicos de su amplio repertorio musical.


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