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‘Weezer (The Black Album)’ de Weezer


Con motivo de la edición número diez del Corona Capital, grandes bandas de todos los tiempos estarán de vuelta en la ciudad. Una de ellas es Weezer, que desde Los Ángeles, California, nos trae su treceavo material: Weezer (Black Album).

Bajo la marca discográfica de Crush Music y Atlantic Records, este disco de pop rock y power electro pop inicia con “Can’t Knock The Hustle”, un tema profano de casi cuatro minutos de duración, que recupera el sonido urbano de las calles de California, siendo entremezclado con ritmos latinos de funk rock y una que otra frase cantada al español.

Le sigue “Zombie Bastards”, un track que podría ubicarse entre el dance pop y el pemanent wave por su melodía alegre de bajeos interesantes, pero que incluye una lírica cargada de elementos muy particulares que exponen una resistencia a la fatalidad del mundo moderno.

Entretejida con la parte final de Zoombie Bastards llega “High As a Kite”, la canción número tres, que rompe con el aspecto sonoro de los temas anteriores.

Al hablarnos sobre la liberación de la existencia a través de elementos pop, “High As a Kite” se convierte en el tema nostálgico y triste del disco, que por su intensidad y carga emotiva habría funcionado a la perfección como un sexto sencillo.

Para levantar el ánimo, en aspecto sonoro, pero cuestionar nuestra polarización humana a nivel lírico llega “Living in L.A.”, un tema dionisíaco y nihilista cargado de más cuestionamientos existenciales, donde la música se transforma en una vorágine atemporal que nos conduce directo al Weezer de los 90, dando lugar a “Piece of Cake”, el cierre de la primera mitad del Black Album.

Acá, en tres minutos y dieciséis segundos de duración, tenemos un descanso pop acompañado de un simpático piano, pero solamente en apariencia, ya que la suave melodía no hace más que complementar una muestra poética de una vida triste aderezada por la angustia de un rompimiento.

Al número seis llega “I’m Just Being Honest”, otro gran acierto con tintes más consolidados al rock y al sonido del Red Album, con un humor cínico e irónico que se posiciona bajo la piel y toca fibras sensibles. Una buena canción que va más allá de las apariencias y podría consolidarse como un himno de la brutalidad.


Para el track siete tenemos “Too Many Thoughts in My Head”, una entrega que explica mucho todo lo que ha sido el Black Album, pero que queda un poco floja en cuanto a composición melódica.

Volviendo a las influencias latinas y reforzando la cultura pop, esta canción es una oda a la psique moderna, incluso al frenesí de nuestros días -y podría decirse que a la ansiedad-, sin dejar de lado el desenfreno rockstar con el que los espíritus sueñan ni la supervivencia en pro del mañana.

El antepenúltimo tema, “The Prince Who Wanted Everything”, podría traer a nuestra cabeza las lecciones novelísticas de nuestros padres o las de tintes literarios a la Wilde, sin embargo, con un gran sonido rock que a Weezer le va muy bien, la banda nos invita, o mejor dicho, se mantiene en pro de la resistencia con representaciones simbólicas que a esta altura son un gran logro.

“Byzantine”, casi cerrando el disco, nos da un sonido bastante tropical y más referencias pop que nos sacan una sonrisa al identificarlas. Entre sarcásticos versos y caribeños bailes con dejos de honestidad, este tema es una declaración completa de Weezer, y podría ir de una misión de rescate a una idealización del amor. Un encuentro maravilloso que nos perfila hacia la salida del disco. Do you know what I mean? It's byzantine.

Finalmente, “California Snow”, primer sencillo que se entregó como adelanto del nuevo material, cierra de forma perfecta al Weezer (Black Album). Esta canción termina por concretar lo que es la banda, va a sus entrañas y, aunque suena un poco a pop y ruido moderno, integra en tres minutos y treinta cuatro segundos lo que nos hizo fijarnos en Weezer desde 1992.

Por supuesto de forma distinta, porque en los veintisiete años que no han pasado en vano, tenemos ante nosotros una grandiosa huella de aprendizaje, de idas, venidas y constante creatividad por parte estos genios musicales.

Pese a que en ocasiones pareciera un un grito de auxilio, el Black Album es una grandiosa entrega que nos quita por completo el sabor del Teal Album, y sin guardar ninguna relación con él -por fortuna- nos ofrece 10 maravillosos tracks que exponen el caos y la tragedia de la contemporaneidad, sin catapultarnos al vacío.

Arrojándose con todo a cambio de perseguir un sueño, en este material que por supuesto no suena igual a "My Name is Jonas", "Undone-The Sweater Song" ni a "Love Explosion", los californianos preservan la calidad de su esencia, y nos dejan un mérito que solamente cuatro brillantes músicos, creativos e irreverentes, en unión con la mente de Dave Sitek, podrían lograr.


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