Entrevista con Preoccupations
La explosión del mundo y cómo a nadie le importa una mierda.

Fundada por Matt Flegel y Scott Munro durante 2012, la banda (antes conocida como Viet Cong) se consolidaría con la llegada de Mike Wallace y Daniel Christiansen en las posiciones restantes, conformando uno de los proyectos más destacados del hard sound canadiense.
Tras el cambio de nombre junto al lanzamiento de su segundo larga duración, Preoccupations se mantendría activa dentro del circuito norteamericano, acoplándose a esta nueva etapa sonora y avanzando entre giras, festivales y una creciente base de escuchas. Con el arribo de la crisis sanitaria durante 2020, la agrupación tendría que adaptarse al trabajo a distancia para el lanzamiento de su cuarto LP, capturando la dureza de la situación en lo que posiblemente sea el material más frontal del cuarteto hasta la fecha.
‘Arrangements’, publicado hace tan solo unas semanas, propulsa cada uno de sus siete tracks a base de riffs agresivos, soundscapes afilados y una sensación reaccionaria por donde se le mire. Condensando la totalidad de su universo conceptual en el subtítulo de nuestra entrevista con Matt Flegel, quien nos hablaría de la filosofía detrás del disco, el papel de lo sonoro en su día a día y todas la intenciones detrás aledañas al nuevo sonido de la banda.
¿Cómo te sientes hoy Matt? ¿qué tal te trata 2022?
MF: No tan mal, hace como hora y media estaba bastante crudo, pero tomé algo de agua y me siento genial ahora.
Nada como alcoholizarse a mitad de semana por el bien del rocknroll.
MF: Exactamente. No era la intención salir de fiesta anoche, pero dejé fluir las cosas y todo terminó hasta muy tarde. No suelo salir tanto, pero tampoco es como que tenga un trabajo de nueve a cinco, cinco días a la semana. Escojo mis salidas, me emociona cada una de ellas, ver a todos, perseguir la sensación. Vale la pena. Creo que es bastante congruente con el press release; el mundo se va al diablo y hay pocas cosas que parezcan impactar menos. Pero esto tiene implicaciones más interesantes, si nada importa allá afuera, ¿qué si lo hace? ¿cómo vives esto desde lo musical y hacia lo personal?
MF: En la música nada me importa una mierda. En mi vida, solía ser un poco más nihilista y aún hoy no es como que algo me importe mucho, pero he aprendido a dejarlo pasar, madurez entre la basura del día a día.
Supongo que es de las pocas cosas buenas al crecer.
MF: No soy tan viejo aún, pero recién cumplí cuarenta, me casé, sin niños ni nada por el estilo. Me siento muy bien con dónde estoy justo ahora. Claro, el mundo sigue siendo una mierda, solo no me interesa desgastarme por el estado en el que todo se mantiene.
Cuando me siento arrastrado por todos los puntos en los que nuestra sociedad parece esforzarse por fallar, es la música la que lleva mis días. No diría que tengo fe en hacia dónde se dirige el arte, pero siento realmente cuando una canción mueve algo en mí. ¿Es así para ti?
MF: Creo que comparto esa sensación. La música siempre ha sido lo primero para mí; mi desahogo, mi iglesia, es donde encuentro un lugar para poner todo lo malo que hay en mí. Sin la música estaría terriblemente roto. He hecho música toda mi vida, pero no necesariamente con el fin de entregarla a otros, quizá es algo egoísta pero cuando compongo lo hago para mí, sin detenerme a pensar en cómo se escuche o transmita. Es una parte absurdamente grande de mi vida. El tener un lugar para toda la mierda me hace poder seguir con la rutina.
Pero esa rutina se ha transformado al pasar de los años ¿no? desde sus proyectos previos a Preoccupations, la etapa después de Viet Cong y hasta hace no mucho en confinamiento. ¿Dirías que ‘Arrangements’ los encuentra drásticamente diferentes?
MF: Siempre es distinto de alguna manera ¿sabes?, somos el producto de lo que escuchamos en el momento, qué nueva guitarra o sintetizador pudimos conseguir, si nuestro baterista se presentará o no a las sesiones de grabación [ríe].

Revisitando su discografía es fácil percibir la evolución musical de la banda disco tras disco ¿Cómo describirías el sonido de ‘Arrangements’?
MF: No lo sé, al momento de la grabación estaba muy metido en los sonidos de ambient despedazado y sonidos espaciales, creo que se tradujo en que una gran parte del disco sean mayormente pasajes de reverb drone súper distorsionado.
¿De qué manera se relaciona esto con las sesiones de grabación?
MF: Cuando estamos en el estudio tratamos de mantenerlo interesante. Mi parte favorita de todo el proceso al tratar de encontrar el sonido. Pasar días tratando de alcanzar lo que resuena dentro de ti, lograr que la guitarra suene como algo más, que la trompeta asemeje cuerdas. Siempre es divertido llevar un poco de caos al estudio
Del caos intencional a las ideas detrás de lo sonoro, ¿cuál fue la que guió el proceso de este álbum?
MF: Para este LP todos teníamos la intención de devolver las guitarras al centro. Durante el último para de discos habíamos estado introduciendo una buena cantidad de sonidos electrónicos, sintetizadores, secuencias; 'Arrangements' tira justo a la dirección contraría. Queríamos sonar como cuatro tipos en una habitación tocando juntos, girando alrededor de seis cuerdas, ruidosas seis cuerdas.
Dejando en loop el material, recuerda a la intensidad de su primer EP. ‘Cassette’ (2014) era salvaje, al filo de lo garage, es curioso reencontrar ese sentimiento en el hoy en día de Preoccupations ¿Qué ha cambiado desde entonces?
MF: Bueno, descubrimos cómo grabar música desde entonces [ríe]. Creo que el nuevo material grita lo mucho que hemos aprendido musicalmente, ahora sabemos cómo hacer que un drumkit suene realmente masivo, antes era literalmente "Oh sí, pon ese micrófono en algún lugar del cuarto". Al mismo, la inconsciencia lo vuelve genuino; todo se trata de la canción cuando no te importa realmente lo demás.
Entre toda esta nueva música ¿cómo te gustaría hacer sentir a quienes escuchen el álbum?
MF: Me gustaría hacerles sentir que están sentados justo aquí, en la habitación, sintiendo la música sin que nosotros nos percatemos. Quería que el álbum sonará realmente fuerte, cercano a lo doloroso pero no completamente, difícil al inicio, abrasivo sin dejar de lado lo melódico.
Creo que ese balance entre lo áspero y lo musical es lo que más se aprecia dentro del género. Y, mirando atrás, pasaron de un periodo de standby global a componer, grabar, lanzar un nuevo álbum, sin mencionar el tour por EE.UU. y buena parte de Europa. ¿Qué se siente estar de regreso a escenarios?
MF: Estoy realmente emocionado. Vaya, me la paso bien en las sesiones de grabación o escribiendo canciones por mi cuenta, pero, y especialmente ahora tras dos años de no haber hecho realmente mucho, volver a tocar en vivo, frente a frente con las personas, es donde quiero estar.
Espero que México esté dentro de sus próximas fechas.
MF: Sí, definitivamente en algún punto del próximo año. No hemos estado realmente allá, es uno de los lugares en los que más me emociona tocar.
Ha sido genial hablar contigo Matt, para cerrar la entrevista mirando más allá ¿a dónde creen que los llevará este álbum?
MF: No lo sé, en mi vida ideal salimos de gira cada tanto y poco más. En el pasado viví estos tours de seis meses consecutivos, tocando doscientos shows al año o lo que sea. No quiero volver a eso, pero esta vez nos dejaremos absorber porque, bueno, hemos estado encerrados en nuestros departamentos tanto tiempo que el único pensamiento es “¡Sí! Hagámoslo”. Se siente correcto, el mundo necesita música en vivo hoy más que nunca.